En la època de esplendor de la serie animada «Dragon Ball» corría el rumor entre sus fans de la existencia del film basado en la serie con personajes de carne y hueso. Aunque escéptico, emprendí pues una cruzada en busca de ese preciado tesoro. Pasaron los años y ese rumor llegó a convertirse en leyenda urbana, ya que nadie tenía pruebas de su existencia, hasta que un buen día en mi querida televisión local retransmitieron el film por todo lo alto demostrando así que no era ningún bulo, aunque sólo pude ver la parte final. Ahora, mucho tiempo después y gracias al e-Mule, he podido hacerme con una santa copia.
Señoras y señores, con todos ustedes; «Bola de Dragón: la película«, la obra maestra que redefinió el concepto de serie-Z.
En realidad se llama «Dragon Ball: comienza la magia«, pero he creído conveniente suprimir lo de la magia, primero porque en su título original «Xin qi long zhu shen long de fu shou» no se menciona (que yo sé leer tailandés, qué os creíais) y segundo para no confundir al personal. Las referencias a la serie son significativas, como los chistes chorras, la espiritualidad de las luchas, el misticismo oriental, el afán de superanción… pero magia, lo que se dice magia, más bien que no. Antes de empezar a alabar tan magna obra he de informaros que carece de los derechos de la serie, por lo que el único personaje que mantiene el nombre orignal es Son Goku. Nunca he sido seguidor de la serie, prefería mucho antes al «Dr. Slump«, pero por la indumentaria y esas tonterías tan personales es inconfundible reconocer a cada personaje. Eso sí, al concentrar una serie tan épica en un film de 90 minutos muchos personajes se quedaron fuera, por lo que echo en falta al inseparable compañero de Goku: el gran Krilín.
Ignoro si la serie es japonesa, lo que sí tengo claro es que este film es tailandés, por lo poco escrúpulosos que han sido a la hora de transformar a los protagonistas en «personajes reales»: cogen a cualquier transeunte que pasa despistadamente por delante de los estudios, les meten un traje de Power Ranger y un pelucón como el de Joe Pesci en «JFK» y, ala, a rodar! El aspecto técnico también es de una calidad suprema, con naves espaciales de dibujos animados (al más puro estilo Gamera), luchas marciales donde se ven claramente los hilos, errores escenográficos, efectos visuales de tercera… lo que nos gusta, vamos. Eso sí, el especialista en pirotecnia se lo pasó en grande, un poco más y acaba con la vida de algunos comparsas con tantas explosiones.
Entrando en materia, el malvado Rey Cuerno (un feto azul con unos peacho cuernos, como no) quiere apoderarse de las Bolas de Dragón para saciar su deseo de dominar el universo, destruyendo y matando todo el que se entrometa en su camino. En su búsqueda irá a parar a la casa del bosque donde vive pacíficamente Son Goku y su abuelete y raptan a este último mientras el primero se ha ido al río a cazar cocodrilos. Pero no cocodrilos cualquiera, no, cocodrilos de goma, de esos que dan vergüenza ajena (y además parlantes!). Allí el chavalín tiene un encontronazo fortuito con Bulma, una estrella del hentai que le explica la magia y el poder de las Bolas de Dragón, aparte de mantener una conversación no apta para menores («mi abuelo me dijo que no podía tocar a las chicas, esos se llaman… violadores!«), pero cuando vuelve a casa de sa cuenta que el viejete ha sido capturado. Siguiendo el trastro del ejército del Rey Cuerno cabalgando sobre un elefante, en el camino la parejita se topa primero con Ulong, un cerdito de mente calenturienta que tiene la facultad de transformarse en cualquier animal, y luego con Yamcha, un luchador solitario con espada de cartón (no se nota ni ná!). La conversación con Ulong, ya en apariencia humana (que parece ser gemelo del hijo gordito del alcaide de «The story of Ricky«, con peinado de fregona y todo) también se las trae:
Ulong: «Soy el 91 descendiente de la saga de los cerdos«.
Goku: «Pues yo soy el 91 descendiente del rey simio«.
Y el guionista es el 91 descendiente del asno. Vamos, digo yo.
Juntos intentarán rescatar al abuelo de Goku y recuperar todas las bolas (las del director de este engendro inclusive), no sin antes pedir ayuda al Hombre Tortuga, un viejo verde especialista en artes marciales que vive en una isla en solitario. Allí transcurre una de las escenas más alucinantes que he vionado en mi vida. Para empezar se nos presenta al personaje del Hombre Tortuga, con caparozón incluído, mediante un bailecito mezcla entre Chiquito y Cañita Brava. ESPECTACULAR! A la llegada de Yamcha a la isla en moto acuática (!) éste le pregunta: «Estoy buscando al Hombre Tortuga«. Pero coño, no ve que lleva caparazón? En fin, siguiendo con la escena, el salío del anciano se niega a ofrecer su ayuda no sin antes ver los pechos desnudos de Bulma. Como ésta es una estrecha del copón, Ulong se ofrece, a espaldas del viejete, a ayudar a su amiga metaformoseándose en ella, pero con unos pechos más voluminosos, puestos a manipular su transformación. Al viejete se le queda un careto tal que así:
Acto seguido aparece el ejército del Rey Croissant y roban las bolas que el grupo de amiguetes poseía, destruyendo de un pepinazo a lo John Woo la isla entera. El Hombre Tortuga, enojado, emprende la revancha junto sus compis en una batalla final que ríanse ustedes de la escena inicial de «Salvar al soldado Ryan» (y con zombies incluídos!).
Por supuesto, esto es solo en líneas generales lo que se puede encontrar en tan colosal película, porque las escenas memorables son infinitas, como cuando Bulma besa a Yamcha y a éste se le giran los ojos como una tragaperras, las gracietas desconcertantes al más puro estilo Shin-Chan que te hacen caer de culo (acompañadas de una música igual de ridícula), la lucha de Goku con el cocodrilo parlante o el final sentimentaloide, pero vamos, es inútil explicarlo todo aquí, las palabras se quedan pequeñas, este film cumple todas la espectativas creadas y es de visión obligada por cualquier asiduo a esta web.
Enlace CINeol y Bad movies (incluye fotos y vídeo)