A mediados de los 70 la productora Shaw Brothers, creadora de clásicos de las artes marciales como «Las 36 cámaras de Shaolin» o «Warriors Two» entre otras, iba de capa-caída debido a su dura competencia con la Golden Harvest, más que nada porque ésta última era poseedora de las máximas estrellas del cine oriental, con Bruce Lee (todos de rodillas!) en cabeza. Como por todos es sabido que no se puede luchar contra los dioses, la Shaw Brothers no tuvo más remedio que renovarse buscando inspiración en los demoledores monstruos de goma del cine nipón, como Godzilla, mezclando así artes marciales con ciencia-ficción por primera vez. ¿El resultado? Pues nada menos que «Inframan«, también conocido como el Superman chino. Casi nada.La película no es más que un viaje alucinante a un mundo lleno de hipnóticos coloridos y variados personajes, cada cual más estrambótico. Por supuesto contiene todos los ingredientes de serie-B que tanto nos atrae: decorados de cartón piedra, escenas delirantes, situaciones inverosímiles, trucos que saltan a la vista, luchas imposibles y técnicas infográficas de lo más risibles. Pero por fortuna esta película no conoce lo que es la palabra aburrimiento. De alguna u otra manera te sientes atraído por cada uno de los aspectos que componen el film, empezando por el propio personaje protagonista, los rayos láser animados o las divertidísimas luchas marciales contra los monstruos de goma.
Al ser un título genérico, desgraciadamente la copia que he conseguido ha resultado ser en cantonés (!), pero bueno, al menos podré alardear en los cículos cinéfilos de enteraos de que he visto la película en versión original. Tampoco hay que ser Robert Langdon para saber de lo que trata el argumento realmente, ya que, como en cualquier film de chinitos, lo que verdaderamente interesa son las hostias. Y obviamente los nombres de los personajes a los que me refereriré a partir de ahora, aparte de los protagonistas, me los he inventado yo.
La película nos narra la aparición de unos esperpénticos seres de otro mundo dispuestos a dominar la Tierra y convertir a los humanos en sus esclavos, comandados por la Princesa Dragón Mom, una suerte de Barbarella con casco de normando y largo pelucón a lo ABBA. Para ello empiezan provocando terremotos por todos lados para demostrar su poderío, pero rápidamente nuestra dancing queen descarta este efectivo recurso (no sé por qué) para dar paso a su otro plan; soltar a sus simpáticos monstruitos para dominar el territorio y de paso se diviertan un rato. La presentación de estos cachondos bichejos es de lo más hilarante. Dragón Mom, a golpe de latigazo, los hace aparecer en su guarida Monte Satán uno a uno, como si de los Harlem Globe Troters se tratase, incluído su ejército de esbirros llamados Skeletons, ante el delirio y asombro del espectador. Por supuesto no son más que personas embutidos en horrendos trajes de goma, pero hay que ser benévolo, hacer la vista gorda y disfrutar de tan irrepetible escena. Los muy cabrones tienen ganas de juerga, porque de su ansiedad de conquista berrean y rien a más no poder. Igual que yo. Mención especial también a la ayudante de la princesa, otra chinita con casco de rino, ojos en la palma de la mano y uñas de putón verbenero. Empezamos bien.
El primer paso es destruir su principal amenaza: el radar del Profesor Chan, el típico científico lumbreras que tiene soluciones para todo y el que aparentemente es el único que puede impedir la invasión. Para ello la jefa malosa, sin tiempo que perder, envía a sus primeros dos monstruitos: Tentacleman, una mezcla entre un nabo y Oogie Boogie de «Pesadilla antes de Navidad«, con tentáculos en lugar de cabellos, y Shitman, una especie de aborto con taladro incorporado. Muy monos ellos. Para mostrarnos sus alardes de maldad Shitman hace de las suyas asaltando a un pobre conductor volcando su Volkswagen escarabajo y Tentacleman desaparece bajo tierra para surgir luego ante la base del Profesor Chan alargando sus esponjosos tentáculos contra sus residentes. Ahí se arma la marimorena, con chinos del bando bueno luchando como pueden contra los dichosos tentáculos, destruyendo todos los aparatejos de palanquitas y lucecitas varias. El profesor ante tan aterradora amenaza recurre a su invento del siglo, un hombre biónico que fabrica en menos de una tarde (aunque inacabado): Inframan, la última esperanza para salvar la Tierra. Su aparición también es más que espectacular, destrozando varias piezas del mobiliario del propio profesor para demostrarnos así su poderío. Algún fallo tenía que tener. Nuestro héroe no se lo piensa dos veces y mantiene una lucha cuerpo a cuerpo con el bichejo de los tentáculos, todo un especialista en aikido. Como no, el prota de color rojo gana la batalla a base de mamporros y patadones letales. Por otro lado tenemos a Shitman, el especialista en bricomanía, que ataca a un par de motoristas ayudantes del profesor, uno de tantos interpretado por un tal Bruce Le. Un momento… de qué me suena a mí ese nombre… mmmm… ah sí, es uno de los impersonators de Bruce Lee! Pues bien, el pobre chaval acaba por ser raptado por el adefesio ese del taladro con la ayuda de los Skeletons y sometido a un lavado de cerebro en la guarida del Monte Satán.
Mientras, el Profesor Bacterio… digo… el Profesor Chan felicita a Inframan por su victoria a grito pelao:
– Profesor Chan: «Estás hecho un fiera!«.
– Inframan: «Y que lo digas, chaval!«.
El diálogo es más largo, pero intrascendente (supongo). Todo para enseñarnos el ensamblaje final del superhéroe con unos nuevos puños de acero. Aparece luego el clon de Bruce Lee con unas ojeras como si hubiera hecho una fumada con Bob Marley, clara evidencia de que el tipo está bajo los efectos y las órdenes de Dragón Mom para que destruya el proyecto del profesor, aniquilando a un par de chinitos de la base, pero reducido rápidamente por nuestro superhéroe. La princesa, cabreadísima, da via libre a dos de sus otros monstruidos, nada menos que Beetleman, un escarabajo rojo y peludo con grandes ojos verdes, y Pelanaman, una mota de pelo de lo más absurdo con un par de cuernos incorporados. A este último se lo pule en un plis-plás, pero el Beetleman ofrece una dura resistencia, custodiado por unos cuantos Skeletons. Cuesta creer que un escarabajo sepa karate o kung-fu, pero el bichito se las apaña mejor que Steven Seagal para mantener una dura batalla contra el bueno de Inframan. Como esto acaba en tablas, Beetleman de repente incrementa su tamaño 20 veces dispuesto a aplastar a su contrincante, pero para sorpresa de todos nuestro salvador también se hace grande (!) y mantienen una lucha a lo Gamera ante un decorado de maqueta de central eléctrica. Encantador. De un pepinazo Inframan reduce a su contrincante otra vez a su tamaño natural y lo pisotea cual Ardilla Mutante de «Mutantes en la universidad 2«.
Ante tal fracaso, a la pobre princesa no le queda más remedio que secuestrar a la hija del Profesor Chan para que éste se rinda y envía, como no, a su raptor favorito: Shitman. El profesor acepta la concesión y se somete a sus órdenes. Es llevado por el mierdoso y un Skeleton a Monte Satán. La escena lo vale: Shitman y un Skeleton custodiando al profesor en una lancha motorizada por las costas de Menorca hasta la base malosa. Sinceramente, yo me encuentro nadando por la costa en el momento de la grabación de tan delirante escena y me da algo al contemplar tan estrambóticos personajes en medio del mar.
Inframan, en su aspecto humano, acude al rescate del profesor y su hija y se planta frente la base de los invasores con varios de sus ayudantes. Llegamos pues a la larga batalla final que se divide en varias fases. En primer lugar hay una batalla brutal entre los esqueletos contra los ayudantes del profesor a bofetada limpia en las afueras del templo. Los malosos son reforzados por dos de los monstruos; el aun superviviente Shitman y Mostachoman, una especie de estatua ancestral de esas que te encuentras en los restaurantes chinos con largos bigotes estilo Dalí. El mierdoso sigue erre que erre con sus golpes marciales y Inframan finalmente se transforma en el superhéroe (¿por qué ha esperado tanto?) para abatirlo con un nueva táctica demoledora que he bautizado como «patadón Mario Kempes«: el pavo da un salto y al aire le salen unas chispas de sus tacones que lo impulsa mortalmente a propulsión hacia el enemigo incrustando las botas en su propia bocaza. La táctica no falla y la defecación andante, ahora sí, es reducido a cenizas. Mostachoman, aunque puede hacerse invisible, no resulta ser gran cosa y es eleminado con otro «patadón Mario Kempes» en un abrir y cerrar de ojos.
Como si de un videojuego se tratara, en la segunda pantalla, sin tiempo para respirar, Inframan entra en la guarida con turbo-propulsión y se entrenta contra los Gemelos Boliche, una especie de robots que lanzan sus cabezas y puños en forma de bola sujetados por muelles. Si no es ya suficiente con ellos, ha de acabar con otro séquito de esqueletones ofreciéndonos así una coreografía marcial de lo más espectacular. Después de un par de golpes de karate y llaves de pressing-catch llegamos al monstruo de la pantalla final: nada menos que la Princesa Dragón Mom. Al contrario de lo que pueda parecer no es necesario recurrir a cualquier truco de la Micromania; la malosa se convierte en dragón y Inframan la liquida con su rayo fulminante. Finish him!. Así, sin más. 100.000 puntos. GAME OVER.
El Superman Chino rescata finalmente al profesor y su hijita y retornan todos felices y contentos a sus casitas con la lancha acuática de los enemigos. Un final de altura.
Sé que esto de resumen tiene más bien poco, pero la ocasión se lo merece, he creído conveniente detallar cada una de las históricas escenas para preparar al lector de lo que puede encontrar en tan enloquecedora cinta y transmitir así mi euforia, no me lo pasaba tan bien desde que descubrí «Shaolin Soccer«. Para acabar os detallo a cada uno de los personajes que forman ya, desde este momento, parte de mi vida:
– INFRAMAN: El protagonista de este disparatado film es un hombre biónico fabricado para salvar al mundo y poseedor de los recursos más hilarantes que pueda uno imaginar: rayos láser en los ojos, puño-misiles, técnica combativa marcial y «patadón Mario Kempes«. En la fase de construcción se nos muestran imágenes del personaje real con imágenes de sus circuitos superpuestos de dibujos animados.
– PRINCESA DRAGÓN MOM: Al contrario de la mayoría de films, estamos ante un caso donde el maloso es una mujer (y qué mujer!). Es una especie de dominatrix vikinga con un guante-látigo incorporado, que lo único que hace durante todo el metraje es dar órdenes, sin más.
– RINO-DIABLESA: Es la administradora de la princesa, un esperpento que lleva un casco de rinoceronte y ojos en la palma de la mano que tiran cutre-rayos animados.
– SKELETONS: Los guerreros de la princesa son unos de los esbirros con más carisma con que me haya topado nunca. Su vestimenta no es más que un pijamas negro con decoraciones de esqueleto, un casco de motocicleta con una máscara de calavera y cuernos incrustados. Llevan unas lanzas con unas bombas-boliche que explotan al contactar con el rival. Quien sepa cómo conseguir un muñeco de estos que me lo haga saber.
– PROFESOR CHAN: El creador del Superman Chino no es más que la versión descafeinada del Profesor Kabuto, el padre de Mazinger Z, el mejor juguete de la historia. Su pelucón y su perilla postiza son de lo más chistoso.
– CHU MING: Interpretado por uno de los clones del imponente Bruce Lee, es uno de los ayudantes del profesor que es sometido a una lobotomía por la princesa Mom para robar los planos de Inframan. Al estar bajo los efectos persuasivos de la malosa, al pobre Le se le ponen los ojos verde chillón y por si a alguien le interesa el pavo la palma en la escena final.
– TENTACLEMAN: Un peacho nabo mutante con tentáculos en la cabeza y cara de calavera (?). Sus movimiéntos son más que esquizofrénicos y mantiene una dura pelea marcial con nuestro héroe favorito.
– AYUDANTES CHINOS: No sé cómo demonios he de llamar al séquito del Profesor Chan, así que ahí queda eso. Van vestidos con un mono plateado con detalles azulados y casco de ciclomotor. Se pasean por la base con el casco puesto (?).
– BEETLEMAN: El otrora fan de Lennon y McCartney es un escarabajo de goma-espuma con unos hipnóticos ojos verdes y mucha mala leche. Tiene la peculiaridad de incrementar su tamaño y es más que cachondo ver a semejante animal dando golpes de karate.
– SHITMAN: El monstruito que más protagonismo tiene durante todo el film es una especie de cagarruta con un taladro o girotorno implantado en la mano para hacer agujeros en la roca. El pobre bicho hasta tiene líneas de diálogo, lo cual no deja de ser estrambótico, ya que el monigote obviamente no mueve la boca. Sin duda mi favorito (como si tuviera que tener un favorito!).
– PELANAMAN: Una especie de mocho con patas que tira rayos amarillos. No tengo más palabras.
– MOSTACHOMAN: Esta especie de felino cultural chino de largos bigotes rojos tiene escaso protagonismo, pero no deja tampoco de ser delirante. Por cierto, que se le ve una y mil veces la cremallera en la parte trasera del disfraz!
– GEMELOS BOLICHE: Estos robots no son más que una derivación barata del centurión mecánico Grencus C3, uno de los archiconocidos enemigos de Mazinger Z, que lanzan sus mano-bolas sujetas a un muelle para que retornen luego a su sitio. Y aunque sean robots se mueven igual de nerviosos que los otros monstruitos mutantes.
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