Ni los pedos mentales del argumento en general, ni el derroche de cutrería, ni David Hasselhoff blandiendo un sable láser, ni tan siquiera los subtítulos diabólicamente redactados para carbonizar cerebros de Starcrash, consiguieron hacer que nos pensásemos si ver o no esta «secuela». Que, de secuela… pues no tiene nada que ver con la primera. ¡Estos malditos italianos y sus secuela-exploitation nos han vuelto a timar! Hemos tropezado con la misma piedra por centésima vez. De hecho, el título italiano es «Giochi erotici nella 3a galassia»… sí, «Juegos eróticos en la tercera galaxia», agárrense que vienen curvas.
Pues sí, nada que ver con la original, aquí, unos de un planeta que debe ser muy cutre se encuentran bajo ataque nada más empezar la película, y ya se dan por vencidos. Pero no sin antes escapar la princesa junto al atontado de turno. Deberiamos hacer mención especial a la jodidamente interminable e insufrible escena de combate espacial, hecha exclusivamente con metraje copiado/pegado de la primera película, incluyendo la estación espacial con forma de mano del malo. Por si alguien no recuerda bien, dicho metraje consistia en las mismas cuatro naves yendo de derecha a izquierda, de izquierda a derecha (sí, espejando los fotogramas), de abajo a arriba, de arriba abajo, de izquierda a derecha, de derecha a izquierda, de abajo a arriba, de… es hipnótico, en serio, sobre todo con la flamante adición del fondo de estrellas de todos los colores posibles. Después de más de 3 interminables minutos de naves revoloteando hasta fuera de la televisión me daban ganas de estampar la litrona contra la misma… Estimado señor del montaje: «No es divertido, no es gracioso, no es vistoso, no es entretenido… ¡Así coja un herpes genital de los grandes!¡Maldito cabrón! Aun después de todos estos años, ¡se lo sigue mereciendo con ganas!»
Ahora, por favor, hagamos un inciso para hablar del malo. Por favor miren a su derecha. No, no es un drag queen, este bujarra interestelar con purpurita plateada en la barba y ese indescriptible traje, es el malo. Pero no se piensen que por su aspecto es un flojeras, es un cabronazo que anda por ahí erradicando civilizaciones enteras si no están dispuestas a rendirse cuando aparece con su temible flota (sí, las 4 naves de mierda). Pero bueno, al final es tan retrasado mental como cualquier otro malo de pacotilla cuando una peli de mierda de estas ya se pasa de la hora y media de rigor y deciden terminar con la película precipitadamente.
Terminado el inciso, después de la horripilante escena de las naves, los protas se escapan, y como esto es una producción con presupuesto 0, adivinen dónde van a ir a aterrizar… Pues sí, una vez llegados a la Tierra y usadas las escenas robables de la primera parte, el resto de la película está rodada en el bosque, como si no tuviesemos suficientes parajes naturales en todas las porquerías post apocalítpticas que nos hemos tragado ya. Ya sabeis, vosotros mismos podeis rodar Starcash 3, robad metraje de las 2 primeras y el resto lo rodais cerca de vuestra casa de campo, éxito asegurado.
Pues sí, el planeta Tierra segun parece, hace muchísimos años que se le da por deshabitado tras una terrible guerra nuclear, pero ha habido supervivientes… y es entonces donde entran las aventuras eróticas, pues nuestro planeta se ha convertido en una tribu de chabolistas promiscuos y remarcadamente hedonistas. No es mal plan, así seguro que se olvidan del apocalípsis ¿dónde hay que firmar?. Los indígenas que, sorprendentemente no estaban fornicando en ese momento, se asustan con la llegada de los hombres del espacio, pero como nuestros protas son buenos, deciden no abusar usando sus superpoderes y los espantan.
A partir de este momento, la cinta es un auténtico coñazo, basándose en la historia de amor de los protas ofuscada por la abundancia de perras presentes en la tribu. No obstante, el tedio es salvado por los diálogos, que muchos de ellos son para enmarcar, y despiertan el Y U NO que llevamos dentro:
–«Durante miles de años, nuestros poderes sexuales han vuelto a la vida. y no hemos sufrido ningún daño. Al contrario, hemos adquirido una nueva dimensión»
–«No entiendo.»
Nosotros llevamos sin entender nada durante toda la película, pero gracias por solidarizarte con nosotros, es un detalle.
-«Qué es eso»
-«Agua, mi padre tenía una muestra de ella en su colección de minerales intergalácticos»
¿¡Y qué coño bebeis!?
Escena estrella de la película, nuestros protagonistas ven cómo 2 indígenas estan dándose el lote. Mención especial para el actor que está con las manos en la masa, nunca mejor dicho, porque aprovecha para sobar de lo lindo.
-«Tal vez sea una forma de comunicarse entre ellos.»
-«Interesante.»
…
-«¿Por qué no lo intentamos nosotros también?»
¿Cómo coño os reproducis en vuestra galaxia? ¿por gemación? ¿vienen cigüeñas cyborg del espacio exterior? Pero la cosa sigue…
-«Mi padre también decía que aquellos que gozan de los vicios de la vida pierden el don de la immortalidad.»
-«Quieres decir… ¿que ya no somos inmortales?»
-«¿Acaso importa?»
Inmortalidad, esa cosa insignificante y sin importancia… es que manda cojones.
Pues sí, aquí volvemos con una experiencia ascor 100%, desafortunadamente sin David Hasselhoff en el lote, pero suficientemente aprovechable. Os dejo el IMDB de este bodrio y un avance sobre el metraje de la peli. Si desean saber más, no es difícil encontrar esta mugre en los internets… eso sí bajo su propio riesgo.