supersonicendvd1 En la década de los 70 surgió el primer boom de adaptaciones de superhéroes del comic a la gran pantalla, por lo que pudimos degustar los cutre-telefilms de Spiderman y el Capitán América, la clásica «Superman» o la serie de Hulk con el entrañable Lou Ferrigno. En la loca España de la transición no quisimos quedarnos cortos y, como Jan se negó a adaptar a su SuperLópez, no tuvimos más remedio que inventarnos (o sea copiar de difentes fuentes) uno: Supersonic Man el único superhéroe español, aparte de Super ZP, capaz de salvar al mundo de las garras del mal. Ni que decir que dicha creación fue el hazme-reir del universo entero. Aquí las cosas siempre se hacen tarde y mal.

Unos productores italoamericanos, al ver los resultados de «Viaje al centro de la Tierra«, propusieron al director español Juan Piquer (culpable de las innobles «Slugs, muerte viscosa«, «Misterio en la isla de los monstruos» o «Los nuevos extraterrestres» entre otras) un film sobre un superhéroe feo y hortera para patear culos a los malosos y sumarse así a la moda de los films sobre superhombres para, en teoría, obtener sustanciosos beneficios. Mister $ manda. Ingenuos aquellos que invirtieron su pasta en semejante chapuza, porque el resultado no es más que una serie de despropósitos sobre los mil y un topizacos de los ídolos del comic. Para empezar el traje es idéntico al de Superman: pijamas, botas, emblema en el pecho y calzoncillos por fuera, pero con los colores invertidos más una máscara a lo El Santo Enmascarado. De lo más roñoso. El guión sigue el cliché más sobado de héroe de otro planeta contra maloso con ansias de dominar el mundo y las interpretaciones son tan patéticas que no entretienen ni al más chanante. Todo ello sazonado de un humor de lo más castizo y cañí (y eso que José Luís Moreno no metió la mano, porque sino…)

Pero si por algo este film ha pasado a la historia ha sido gracias a sus efectos especiales. En internet he leído varias entrevistas de los responsables de esta patraña donde orgullosamente detallan las diferentes técnicas que utilizaron para conseguir, según ellos, imposibles efectos visuales, pero creedme, nos están engañando cual Aznar en un meeting. Esos efectos los puedo hacer yo con mi SuperCinexín. Pensaba que con «Los 4 Fantásticos» lo había visto todo, pero no, ésta la supera con creces, que ya es decir. Sobre todo cuando salen las imágenes de Supersonic sobrevolando la ciudad se te salen los ojos de órbita y se te pone cara de tonto, porque hasta un retrasado mental se percata de que el actor simplemente simula que vuela mientras el fondo se desplaza, aparte de que la sobreimpresión queda realmente deplorable. Sinceramente, no se puede hacer ni más cutre ni peor.

Otro fallo bastante funesto es la transformación del payo campechano a superhéroe. No porque el actor sea diferente (ya que Supersonic tiende a ser más musculoso) sino porque el protagonista en su alter-ego de persona normal lleva bigotes, pero cuando se transforma no! Tan incomprensible como la reelección de Bushito en éstas últimas elecciones estadounidenses. Por otra parte también tenemos a un robot del maloso que no es más que una imitación de Robbo de «Planeta Prohibido«, pero en versión de Giochi Preziosi, donde por supuesto dentro de ese montón de (plástico) metal hay un hombre embutido que realiza todos sus movimientos.

Me da vergüenza reseñar el argumento, pero bueno, mi deber es prepararos para el apocalipsis:

En una nave interestelar una voz en off ordena a un tal Kronos (el prota) una difícil y peligra misión: salvar la Tierra. Aunque no especifica más, el tal Kronos capta la órden a la primera y ya en su hortera traje de superhéroe se dirige volando hacia la Tierra a ritmo de una cancíon funky típicamente 70 que reza algo así como «Supersonic Maaaaaan… I wanna beeeee…«. Ya empezamos. Por otro lado tenemos a los esbirros del Dr. Gulik (¿Por qué todos los malosos siempre son doctores?) que, junto al jodido robot, secuentran a un tal Profesor Morgan, el cual es el único que tiene la fórmula de un rayo láser demoledor. Como si los otros rayos láser no fuesen demoledores. En fin, que el robot adormece al pavo con su aliento… digo… con unos vapores somníferos que salen de la boca, recogen material radioactivo y se lo llevan a la base del malo malísimo. Hasta aquí todo muy original.

Como el profesor se niega a cantar su fórmula, al Dr. Gulik no le queda más remedio que secuentrar también a su hija para que éste ceda de una vez por todas. Como si no existieran las torturas! Para ello unos esbirros la persiguen en coche, pero en un abrir y cerrar de ojos aparece Superñoñi para salvarla y desplaza a los malosos por un mini-barranco. Aunque sea mínimamente mini (valga la redundancia) el coche explosiona al desprenderse por la pendiente. El prota, ya vestido de paisano y con bigote incorporado, se presenta como Paul y la ayuda llevándola de vuelta a casa. Seguidamente mediante un mensaje avisan a la hija de que tiene que quedar con un confidente del doctor (un tal Peterson) para que pague el rescate de su padre por la cantidad de… 5.000 dólares!!! Coño, con eso no pagas ni la entrada de un piso. El lugar del encontronazo es un bar mugriento en medio de la ciudad y la niña acude en compañía de su nuevo amigo Paul. Allí, y sin venir a cuento, se arma una pelea muy ridícula a ritmo de country y Peterson secuentra a la hija del profesor mientras unos gangters de pacotilla raptan a Paul y lo meten en una furgoneta para luego tirarlo al mar. No queda muy claro el por qué. Bueno, pues resulta que uno de esos pseudo-gangsers es nada menos que… Quique Camoiras! el compañero de humor cañí de Juanito Navarro! Ahí sí que me quedé descolocado, no sé de donde conseguí fuerzas para seguir viendo este peliculón. Pues bien, Paul se transforma en Supersonic Man, reduce a sus secuestradores, rescata a la hija del profesor de las manos de Peterson y blah, blah, blah… Hasta aquí también todo muy original.

Debido al shock de Quique Camoiras tengo algunas lagunas sobre esta parte del argumento, así que retomemos la acción en el muelle, done Paul a urtadillas espía unos maleantes haciendo unos negocios algo turbios. Como el elegante protagonista en medio de tanto pescador roñoso canta más que Yola Berrocal en una biblioteca lo descubren a la primera de cuarto y lo meten en una lancha motora para lanzarlo a las profundidades del mar. Ahora sí. Atado y metido en un saco lo tiran por la borda, pero no pasa demasiados apuros para librarse de sus ataduras y resurge de debajo del agua para atacar rápidamente a la lancha aucática. Ahí podemos presenciar como el propio director de esta aberración hace un pequeño cameo como uno de los malosos que disparan contra Supersonic. Ante la imposibilidad de acabar con el superhéroe, Peterson escapa en un submarino más grande que la propia lancha (¿dónde coño estaba metido?) y luego con un(a) (maqueta de) helicóptero se dirige hacia la base central donde reside el doctor y la (maqueta de) lancha explota. Como podréis comprobar todo muy enmaquetado y original.

Paul regresa a casa de la nena y allí reciben la visita del cutre-robot que les transmite un mensaje del Dr. Glulik dándoles la última oportunidad para rendirse. Acto seguido el robot los ataca, pero es destruído en un plis-plas por el superhéroe de piel de toro. Ahora ya no hay cuentos chinos que valgan, el prota se dirige directamente a la base malosa (¿y por qué no al principio?) para acabar con el doctor y rescatar al probre Profesor Tornasol. Llegamos pues a la escena final que no os desvelaré, pero como podréis imaginar (y siguiendo la línea) no tiene nada de original. Bueno, tampoco es original que haya repetido «original» más de tres veces.

Hay quien dice que, aparte de toda esta maraña, el film cuenta con la aparición estelar de «Pocholo» Martínez Bordiú (con más de 40 años y aun llamándose «Pocholo«!) haciendo un cameo, pero la verdad es que yo no lo ví, a no ser que aparezca en la escena donde por culpa de Quique Camoiras me quedé en blanco. Lo que sí sé es que en un par de escenitas un borrachín con un perro salchicha llamado… Salchicha, no hace más que aportar un toque de humor de lo más patético y español degradando aun más esta película. Se podrían haber ahorrado estas gracietas, porque la peli en sí ya produce carcajadas… de vergüenza.

Desde aquí quiero pedir al gobierno una ayuda a los pobres sufridores de este film por los efectos secundarios que pueda producir. Si es así yo seré el primero en cobrar, porque fijo que cuando sea viejo tendré alzheimer.

Ficha IMDB y Fotos

Y aquí queda el tráiler de la película: