Para los que hemos visto ya algunos concursos míticos como «Un, Dos, Tres«, «VIP«, «El Grand Prix«, hasta los más modernos como «Ahora Caigo» o «Pasabalabra», no podemos dejar de sonrojarnos y tener vergüenza ajena de lo que ayer se puso en Antena 3.
Para empezar no se puede permitir que los concursantes salgan a participar como si acabasen de salir de una rave en la época de La Ruta del BaKalao, al límite de que con un Red Bull saldrían propulsados a la estratosfera sin posibilidad de retorno. Y lo más gracioso es que sabes que la gente normal no es así, por lo que te entra la duda más que seria de si son actores en vez de concursantes….
No puede ser que aparte de esos movimientos espasmódicos que son contranaturales, encima los primeros «concursantes» se dedican a alabar y adorar a la presentadora Silvia Abril como si en su vida hubiese hecho algo grandioso para hacer esas reverencias de adoración.
Hasta veía normal que sus compañeros de profesión o de cadena le hiciesen la pelota tan descaradamente por estar con quién está (Andreu Buenafuente es presidente de El Terrat de Produccions S.L., y esta empresa es accionista de La Sexta). Pero que ya metan a «concursantes» a intentar poner a la presentadora a la altura de gente del espectáculo que realmente merecen nuestro respeto y admiración, como que no lo trago, ni hoy ni mañana.
También merece mención especial el editor/montador de imágenes. A ver como te lo digo chaval, la presentadora NO es la reina del humor, hace chistes con más o menos gracia, pero lo que NO PUEDES HACER es que si hace un chiste que ni un niño de 5 años se va a reir casi, y que los «concursantes» ni aún fingiendo casi se ríen, no pongas a gente del público casi al borde de la risa y aplaudiendo como si su vida dependiese de ello. Pon risas enlatadas, así no nos insulta tanto a lo que estamos viendo este sinsentido. (Nota: esto va dirigido también al de Tu Cara Me Suena, pero tú te libras porque el resto eclipsa esta metedura de pata).
Sobre la presentadora, en su faceta de presentadora (no de humorista), es penosa, porque no tiene continuidad en sus frases/chistes, y por supuesto que no tiene la capacidad de presentar ningún concurso, puesto que hay que saber cuando hacer bromas y cuando ser el director del concurso y a lo mejor hay que ponerse serio. Mención especial cuando 2 «concursantas» peleando por una pelota casi acaban llegando a las manos y ya estaba una haciendo una llave de lucha grecorromana a la otra. Silvia Abril desde lejos diciendo «Ey, ey!» como que no imponía respeto ni dirección (iba a decir «gritando», pero visto que ella no habla y solo sabe gritar, queda mejor «diciendo»). Luego les soltó un «eso no se hace» y ala, a seguir con el chou.
Las prueba son normales, con mención especial a la de sacarle los dientes al cocodrilo, que es ir sacando salvo uno que es el que te hace perder. Ese diente que te hace perder no está marcado de forma alguna o tiene ago distintivo que sepas al sacarlo que vas a perder, por lo que el programa se puede cargar al concursante que quiera sin posibilidad de réplica. Poco ético me parece, y echo de menos eso de «firmado ante notario», llamarme nostálgico…
Por lo demás no aguanté mucho más de ¿la mitad? del programa, puesto que mis neuronas ante tanta tontería desconectaron, y ya sabía que el «concursante» que llegase al final se iba a llevar el premio gordo (¿acaso lo dudabas después de todo lo anterior que he comentado?). En serio, todos los «tópicos» de un concurso malo se han juntado en este, salvo las pruebas, lo que da más pena aún.
Resumiendo:
Silvia Abril: zapatero a tus zapatos.
Editor/Montador: espero que seas despedido. Y si te han obligado a hacerlo, entonces espero que sea despedido quién te haya obligado.
«Concursantes»: tomaos un valium.
Concurso: «Bueno, pues molt bé, pues adiós»