30 de diciembre. Casa de Mon Gol. Todo preparado y dispuesto para la última sesión del año: abundante cena, champán para celebrarlo, sesión de fotos* para la posteridad y muchos nervios por lo que nos viene encima. El Cinéfalo Patán ya nos advirtió en su momento, pero cualquier espectativa se quedó en nada al visionar semejante obra maestra. La noche fue tan memorable que aún comentamos las jugadas cada vez que nos encontramos, definitivamente este engendro nos ha marcado de por vida. ¿El culpable? Tim Kincaid y su «Robot Holocaust«, la película más grande de los 80.

A finales de noviembre del año pasado El Cinéfalo Patán (as the mentor) promovió un cutre y divertido concurso donde el premio consistía en el film que nos trae entre manos, un tesoro inencontrable que estaba dispuesto a conseguir a cualquier precio porque creía haberla visto de niño (aunque al final pude comprobar que no fue así). Por suerte, y por una vez en la vida, me hice con el preciado premio, y qué premio! Llevamos unos cuantos años visionando cine de serie-B religiosamente cada jueves (solo anulado por causas de fuerza mayor) y desde «Ninja Kill» que no veíamos un film de tanta altura. Este año ha sido más que notable para nuestro club, con visionados de la talla de «Nautilus«, «Cyborg Rage«, «Gladiator Cop» o «Boa vs. Phyton«, pero «Robot Holocaust» es, sin lugar a duda, la peli del año. Ya sé que suena a tópico, pero cualquier adjetivo se queda corto para definir semejante artefacto, esto sí es alucinante y no «La Hora Chanante«!
Don Cinéfalo bromeaba (o no) diciendo que me enviaba un paquete bomba (el propio tag line de la portada también lo augura: «¿Quién logrará sobrevivir?«) y que sería el causante de nuestro juicio final en un suicidio colectivo sin precedentes. La verdad es que no se equivocó, casi nos morimos… pero de risa, porque menuda tanda de carcajadas nos pegamos, nos reímos en cada una de las escenas, a la mañana siguiente tuve unas agujetas en el estómago impresionantes. Es tan buena que tuvo el honor de protagonizar un episodio de la genial serie «Mystery Science Theater 3000» (también conocida como «MST3K«), donde un humano y dos robots son sometidos al visionado de pelis de ciencia ficción de serie B y Z. Los capítulos consistían en emitir la peli en un mini-cine donde estaban los tres protagonistas miestras éstos no paraban de criticar y echar comentarios sarcásticos sobre la película cual «Beavis & Butt-Head«.

Para empezar en la portada (pintada) salen unos personajes y robots que no aparecen en el metraje ni por asomo, la sinopsis nos habla de unas orugas gigantes (¿como las de «Dune»«?) que tampoco ni rastro y a los cinco minutos ya te das cuenta que de guión tampoco nada de nada, aunque sea un pupurri mal compuesto de «El señor de los anillos«, «Espartaco» y «Conan el bárbaro» pasado de vueltas. Pero vayamos por partes:
En una época post-apocalíptica los robots han tomado el mando de la humanidad, rebelándose produciendo el caos radioactivo en todo el planeta. El Señor Oscuro, un ente maligno que todo lo ve (pobre Tolkien…) controla a los hombres mediante el aire gracias a una central de energía. Y digo yo: ¿una central de energía que controla el aire de toda la Tierra? Pues sí, eso pasa porque al guionista en la cantina de la productora le dieron hongos alucinógenos en lugar de champiñones. Pues bien, se nos presenta el exterior de la central de energía mediante un dibujo (!!!) para pasar luego a una escena en los bajos fondos donde los robots (que sólo son 3) someten a los humanos a luchas clandestinas para divertir a Oscuro y a todo aquel que sea capaz de visionar el film, porque las peleas se las traen, se nota a mil millas que los contrincantes no se tocan cuando se dan puñetazos y realmente ya no sabes si sobreactúan o practican la coreografía para la próxima canción del verano. Cuando uno cae derrotado desplomándose como si le hubieran sedado, el público, para protestar ante los robots, grita «No hay vencedor! No hay vencedor!«, mientras nosotros gritamos «No hay guión! No hay guión!» y echarnos de paso las primeras risas. Ante tal rebelación el Señor Oscuro corta el aire para hacerlos(nos) sufrir, pero se da cuenta de que hay un viejuno que no sufre de asfixia, ya que resulta ser un científico muy listillo que ha inventado un aparato para poder respirar sin atmósfera. Ante tal sublevación el viejuno es llevado ante la capitana Valaria secundada por el robot Torque, que es un jugador de fútbol americano con unos dientes como pinchos, para llevarlo a la cámara de preguntas (what?).

La hija del científico, con la ayuda del nómada Nero y su librebot (?) Klyton (que me dan ganas de hacer un chiste verde, pero me callo) reúnen a una serie de estrambóticos personajes rebeldes para luchar contra el dichoso Señor Oscuro y liberar a su papuoya. En la odisea, la comunidad se encuentra con una tribu de mujeres neanderthales pintadas de colores como David Lee Roth en su disco «Eat Em And Smile» que emprenden una cruzada contra los hombres porque no quieren acabar reprimidas como Ana Botella. La líder de la secta, una tal Nyla, al explicarnos su filosofía nos cuenta que sólo utilizan a los hombres para engendrar y luego los atan y les cortan la picha… digo… la lengua para no dar más la lata, como uno que hay por ahí atado en un àrbol que tiene un parecido con Josmar más que razonable. Les reta a una lucha en que si ellos ganan les dirá el camino para llegar a la central de energía, pero si pierden serán sometidos a sus órdenes como meros reproductores, al igual que el Josmar ese. La lucha cuerpo a cuerpo entre Nyla y uno de los rebeldes es patética con ganas y para más INRI el cuchillo que utilizan se nota que es de madera. No pudimos evitar rebobinar la escena para volverla a ver un par de veces. La nenaza pierde y no le queda más remedio que unirse a la comunidad para indicarles el camino llevándose con ella a Josmar, que no habla en toda la película por tener la lengua cortada, ni falta que hace.

Mientra tanto tenemos a la jamelga Valaria Lazaroff que tortura al viejuno en la sala de preguntas: «¿Por qué puedes respirar sin atmósfera? ¿Por qué el PP insiste aún en la autoría de E.T.A. en el 11-M? ¿Por qué Ana y los 7 es líder de audiencia?…«. El viejuno, muy buen actor él, ni se inmuta. Oscuro, como recompensa al buen trabajo realizado, obsequia a Valaria a una sesión en la máquina del placer, que consiste en meterse en un cilindro transparente con las tetas al aire mientras afuera dos hippies de la Era Acuario bailan como en una fiesta rave de esas (?). Aquí tuvimos que poner el pause porque con el ataque de risa era imposible estar atentos para la siguiente escena.

La Comunidad ha de pasar ahora por un túnel subterráneo donde hay unos agujeros en las paredes donde residen unos bichejos con mucha mala leche (aunque sólo tengan 2 dientes). Se nota que el túnel es de cartón piedra y detrás hay personas con unos bichejos de goma con forma de guante para hacerlos salir por el agujero. Pues bien, Nero Burning recomienda estar atentos y no acercarse a las paredes, pero no, la líder feminista pasa rozando las paredes con cara de espanto y, obviamente, es atacada por un bichejo. Burra! Más que burra! El nómada intenta liberarla con un golpe de espada, pero éste va a parar contra la pared, por lo que toda la estructura de cartónpiedra se mueve mogollón. Ahí ya no podíamos más, menudo descojone. Para rematar la escena la tita le dice a su salvador: «Gracias por salvarme dos veces» (what?).

Al ver que la tropa se acerca a la central de energía, el maloso se pone nervioso y envía a los transbots (que para nada son robots, sino unos peleles con arapos muy mal maquillados) para interceptarlos y se produce una pelea que es de lo más alucinante y espectacular que hayamos presenciado nunca. Aparte de que los pelelebots dan regomello, la escena crucial, y uno de los highlights de la película, es cuando uno de los rebeldes lanza un hacha contra un adversario que va a parar a más de 6 o 7 metros del blanco, sin exagerar, pero en la toma siguiente el transbot aparece con el hacha clavada en la espalda. Supremo. Por no hablar de cuando otro rebelde intenta cortar el cuello a un maloso y el cuchillo de plástico se dobla. Nuestras carcajadas se oyeron en el otro barrio.

Finalmente, una vez llegados a la central pasan por una serie de túneles extraños (que no son más que los típicos bajos de un hotel lleno de calderas y maquinaria) hasta alcanzar la cripta de los monstruos. Tacháaaan! ¿Cómo saben ellos que es la cripta de los monstruos? Pues porque lo pone el guión, ya sabéis… los champiñones. En la primera trampa de la cripta cae uno de los rebeldes y cuando lo rescatan lo curan poniéndole las vendas… por encima de la coraza! Claro, la cuestión es no estropear el vestuario, que el Tim Kincaid se ha dejado una pasta y no es cuestión de desperdiciarla. En la siguiente trampa Nero cae atrapado en una tela de araña y por un lateral aparece un brazo muy grande de un monstruo que no sé muy bien que intenta ser, pero que en un cambio de toma se ve como es movido por un engranaje. ¿Intenta esto ser el brazo de la portada o las orugas gigantes de la sinopsis? Anda y que te den! Como la Comunidad ya ha tenido bastante por hoy deciden hacer un parón para aclarar ideas y dormir un rato al calor de una hoguera. Es sorprendente comprobar como al librebot Klyton (que se parece demasiado a C3PO) también le gusta calentarse en la hoguera y… hasta dormir! Y no solo eso, cuando se despierta… bosteza! ¿Es que nadie en esta producción se dio cuenta de este error garrafal? Vale que el guionista es un engañao, pero el propio actor ha de ver que esto es ridículo! En fin, otro brindis para esta peña.

Después de un par de escenas delirantes más (donde aparece un alien con lucecitas rojas de Navidad como ojos), la troupe llega finalmente a la cámara de desesperación que está sellada por una valla metálica de 3 metros de altura. Para abrirla, todo el equipo hace pasillo a Nyla hasta la cerradura para que la abra, pero cuando lo intenta echa un chispazo tan grande que la tia mete una cara de susto REAL y se marcha por patas como si se le fuera la vida en ello. La escena es tan improvisada y real que la rebobinamos tres veces y cada vez, por increíble que parezca, el despiporre era aún mayor. Al final tuvimos que parar de reir para no despertar a la Pequeña Saltamontes de Mon Gol. Nuestra teoría es que los actores montaron un complot contra Nyla, porque sino no se entiende la cara de susto de ella y las caras impasibles del resto. Pues bien, una vez entrados en la cámara (que no dicen para qué sirve) han de afrontar el último obstáculo antes de llegar al Señor Oscuro y rescatar al viejuno, un obstáculo infranqueable: la bomba-cafetera. Josmar queda atrapado entre una serie de hilos transparentes como una cuerda de gruesos donde sostienen una especie de bomba-cafetera. Si el pavo se mueve la bomba estallará, pero eso a la peña parece que le trae sin cuidado, ya que incomprensiblemente el jefe le pasa un destornillador para desactivarla. El chaval se lleva media docena de hilos por delante hasta alcanzar la bomba y desactivarla, pero da igual, según el director el público no se dará cuenta.

Por fin la Comunidad del anillo llega a la guarida de Oscuro donde tienen retenido al papuoya de la prota. No revelaré la escena final, aunque os la podéis imaginar, pero sí he de destacar la pelea de Nero contra el robot Torque ya que en uno de los rozes se le levanta el vestito al robot (!) y comprobamos como el inútil que hay debajo del disfraz lleva un chándal (!!!).

Al acabar la cinta nos levantamos todos al unísono, sin previo acuerdo, y nos pusimos a aplaudir como posesos. Mon Gol no paraba de repetir: «Viva El Cinéfalo Patán, viva el Cinéfalo Patán…«. Por supuesto también felicitamos al gran Tim Kincaid y a todo su equipo por hacernos pasar una noche histórica y convertirse en uno de los pilares de nuestro Club. Nos exaltamos tanto que un poco más y salimos por ahí a tomar unas copas para celebrarlo si no fuera porque a la mañana siguiente había trabajo. Gracias DON CINÉFALO!

Ficha IMDB de la Película