A finales de los 70 KISS se encontraba en la cima de su éxito, la gira del «Love Gun» rompió todos los récords y todo lo que tocaban se convertía en oro. Gene Simmons, como buen judío que es, extendio sus arpas en el terreno mercantil hasta donde pudo y nos obsequió con todo tipo de productos KISS: carteras de colegio, radios, muñecos Mego, cochecitos tipo Gisval, cromos, etc. Sólo era cuestión de tiempo para que nos avasallaran con una película, pero quien iba a decir que se convertiría en el peor telefilm de la historia (aunque sus fans la disfrutemos como condenados). Alright ASCOR MOVIES… you want the best, you got the best… the hottest band in the world… KISS!!! (y su bodrio).
Antes de nada querría informaros de que soy la persona menos indicada para hacer un análisis sobre esta película, ya que soy un fan a muerte de la banda (y con carnet de la KISS Army) desde los 7 años cuando mi primo me impresionó con sus discos y portadas, pero qué demonios, a la mierda con la imparcialidad, siempre he querido escribir sobre esta peli! Así pues no esperéis una crítica objetiva. Bueno, de hecho en ninguna de las reseñas anteriores he sido objetivo, que esto tampoco es la FOTOGRAMAS. Debido a que esta semana visionamos una peli NO ASCOR (nada menos que «Ong-Bak») aprovecho para rescatarla y quitarme la espina del tiempo que hace que quiero escribir sobre el tema.
Toda mi vida había oído hablar sobre la pinícula de KISS, pero parecía casi una leyenda urbana debido a que nadie en nuestra tierra la había visto y ya me había autoconvencido de que era prácticamente imposible conseguirla (eran otros tiempos), y más viviendo en un país donde la cultura rockera está bajo cero. En 1992 KISS sacaron el vídeo «KISS X-Treme, Close-Up» donde repasaba monográficamente los 20 años de carrera de la banda e incluía un par de escenas del cutre-film. Me quedé tan prendado que removí cielo y tierra hasta conseguirla, estaba claro que, debido a mi dudoso gusto cinematográfico, estaba hecha a mi medida. Y lo conseguí! Hará cosa de 7 años pude hacerme con una roñosa copia en VHS por nada menos que 5.000 pelas (demasié para un estudiante) en una tienda de importación de Barcelona. Me sentí más excitado que el día que le salió una teta a la Sabrina en ese programa de fin de año. Ni que decir que su visionado cubrió las espectativas con creces, pero antes de analizarla hagamos un poco de historia (y agobiaros un rato):
El momento álgido de la carrera de KISS también coincidió con el momento más tenso de la relación entre los miembros. Había dos bandos enfrentados: por un lado teníamos a Simmons y Stanley amasando dólares entre polvete y polvete, y por otro a los incontrolables Criss y Frehley que iban de fiesta en fiesta entre cataratas de alcohol. Ace Frehley (mi miembro favorito, mi Dios) ya daba signos de desinterés en el grupo y sólo se presentó para grabar su «Rocket To Ride» y poca cosa más en las mini-sesiones de estudio del espectacular «Alive II», siendo sustituído por Bob Kulick y Rick Derringer en el resto de canciones. El pasotismo de Peter Criss también era evidente al amenazar repetidas veces con abandonar la nave y, aparte de soportar los consejos del tándem Simmons-Stanley para que se lo repensara, también tenía que luchar contra los agobiantes trámites de un divorcio.
Pues bien, en esta desastrosa situación recibieron la tentadora oferta de filmar su propio telefilm de la mano de la productora Hanna-Barbera (aunque desgraciadamente Los Picapiedra y Hong-Kong Phooey no realizaron ningún cameo) engañándolos con hacer una mezcla del «A Hard Days Night» de los Beatles y «Star Wars», toma jeroma. La historia se basa en uno de los 2 cómics que sacó la Marvel sobre KISS (donde, como anécdota, se mezcló sangre de cada miembro del grupo con la tinta roja!), el rodaje duró 5 caóticas semenas y la localización fue en el parque de atracciones Magic Mountain de Valencia, California. El argumento (por llamarlo de algún modo) se improvisó según se iba rodando (!) y ni los propios guionistas sabían cómo diablos acabarla. Para rematar la faena en la post-producción Peter Criss no se presentó en las sesiones de doblaje, por lo que obviamente tuvo que ser sustituído por otro actor (resultando chocante oir a nuestro gatuno preferido con otra voz). A todo ello le sumas unos actores de tercera (entre ellos nuestro conocido y apreciado Brion James) y el desinterés total de la banda, sazonado con unos efectos especiales que dan vergüenza ajena y obtenemos el resultado, como no, del telefilm más desastroso de la historia del cine. Y ni que decir que el éxito fue total!
A grandes rasgos este engendro trata sobre la celebración de una serie de conciertos de KISS en el parque de atracciones Magic Mountain, pero que quieren ser abortados por un científico loco que tiene su base bajo tierra del mismo parque con el objetivo de dominar el mundo (waaaajajajaja).
Los créditos iniciales tienen delito, con imagenes superpuestas de los componentes haciendo ver que tocan sus instrumentos con fondos del parque atracciones a ritmo de «Rock And Roll All Nite», todo ello adornado con la portada del «Rock And Roll Over». Genial! Pero la euforia se desvanece automáticamente durante toda la primera soporífera media hora, donde nos enseñan aburridísimas escenas cotidianas de la peña pasándoselo teta mientras el parque se está preparando para los conciertos, con concursos de maquillaje, venta de merchandising, etc. De la banda ni rastro todavía.
El científico loco intenta convencer al dueño del parque para que cancele el concierto, pero ante la negativa de éste decide activar su plan maligno para acabar con los músicos del demonio y de paso dominar el mundo (?). En su estrambótico laboratorio lleno de lucecitas y paneles que dan vueltas sin ningún sentido vemos como Dr. Locura fabrica una serie de androides para camuflarlos entre las atracciones. Resulta más que gracioso ver a personas humanas haciéndose pasar por robots, como si hicieran break-dance, vamos.
Finalmente llega el momento esperado por todos los fans; el inicio del primer concierto. Los KISS llegan volando (sí, resulta que son superhéroes de verdad!) y se plantan en el escenario para atacarnos con nada menos que «Shout It Out Loud», casi nada. Mientras tanto el científico hace de las suyas capturando a un rubiales para someterlo a sus órdenes para que vaya a robar los amuletos que dan el poder a nuestros héroes. Volviendo otra vez al concierto toca el turno a la espectacular «Black Diamond» y todo lo que ello conlleva: elevación de la batería a más de 10 metros, Ace Frehley saliéndose del mapa con su solo de guitarra y luces y pirotecnia hasta dejarnos extasiados.
Al finalizar el concierto observamos como los cuatro KISS salen por el lateral del escenario y utilizan sus superpoderes contra un par de seguratas que niegan la entrada a una amiga que va a visitarlos, con Paul Stanley lanzando rayos desde su ojo-estrella y Gene Simmons escupiendo fuego y rugiendo como un león (?). Es dificilísimo explicar con texto esa escena, los efectos especiales son tan lamentables que no encuentro las palabras exactas para describirlo. Mientras tanto el rubiales dominado por el profesor Jirafales toma fotos de los caretos de los rockeros para que éste último puede crear sus dobles, controlar a los fans y así dominar al mundo (otra vez, waaaaajajajaja).
Retomando el siguiente de los conciertos toca el turno a la gran «I Stole Your Love» (ese peacho de temacho!), con Paul y Ace bajando juntos desde una plataforma elevadora y Gene Simmons impactándonos con el numerito de la flamarada de fuego saliendo de su boca (lo del vómito de sange se lo ahorró, ya que la peli estaba destinada para todos los públicos).
Al día siguiente, y mientras las banda está ensayando «Beth» versión acústica al borde de la piscina del complejo (?) el rubiales hipnotizado entra en su apartamento para robarles los amuletos de poder y entregárselos al científico maloso. Es hora de pasar a la acción! Por fin los protagonistas se ponen manos a la obra y emprenden la búsqueda de sus amuletos y de paso acabar con el Dr. Inútil. Estamos, por tanto, en la mejor parte del film: los KISS se enfrentan a unos androides licántropos de color blanco en una batalla descacharrante, porque a los pobres protagonistas les resulta difícil realizar cualquier movimiento con esos aparatosos trajes, pero qué quereis que os diga, yo no puedo evitar reirme al ver a mis héroes dando patadones con esas botas de plataforma o utilizando los cutre (d)efectos especiales. Una vez han reducido a los lobeznos albinos toca el turno a dos karatecas (!). Lo más chanante nunca visto, vamos, KISS haciendo karate! (eso sí, los pobres hacen lo que pueden). Pasando a la siguiente prueba, los tipos van a parar al pasaje del terror y allí tienen que vérselas nada menos que con autómatas con forma de los monstruos de la Universal! Jajaja, yo es que me muero de la risa al observar a Simmons luchar contra el hombre-lobo, Ace contra Frankenstein, Paul contra el Conde Drácula, Peter contra la momia…
Una vez han conseguido superar esa prueba de surrealismo llegan por fin a la central del maloso y, como quien no quiere la cosa, son capturados por éste de la forma más tonta. Los pobres KISS ven impotentes desde su celda cómo el científico saca a sus dobles para suplantarlos en el concierto de esa noche. Una vez suben al escenario interpretan «Rip And Destroy», una derivación de su clásico «Hotter Than Hell» pero cambiando el contenido de la letra para dominar al público asistente. Efectivamente la audiencia sucumbe a los coros de «Rip, Rip… Rip And Destroy!», por lo que parece que el profesor Tornasol ha conseguido finalmente su plan. Pero no, los KISS uniendo sus fuerzas consiguen atraer sus amuletos de superpoder hacia su celda y, una vez conseguidos acaban con el maloso, escapan y van directamente al concierto de sus impersonators. Ahí mismo sobre el escenario se celebra una lucha cuerpo a cuerpo de cada miembro contra su propio doble y los fans disfrutamos como niños de una ración doble de KISS. Como era de esperar los originales ganan la batalla y recuperan así su sitio para deleitarnos con el final del concierto. Paul grita al público: «Are you ready for the real KISS? Are you ready for Rock and Roll?». Evidentemente es hora del himno del rock por excelencia: «Rock And Roll All Nite».
Esto es lo que da de sí semejante bodrio. Simpática y entrañable, pero bodrio al fin y al cabo. Por supuesto que los fans con lo que más disfrutamos es con las escenas de concierto y las cochambrosas peleas contra el séquito del maloso, pero comprendo perfectamente que semejante truño aburra hasta la saciedad a quien no conozca el mundillo KISS. Como ya he dicho al principio, mi visión del film es totalmente subjetivo.
La experiencia fue tan desastrosa que nunca más quieron saber nada de cine… hasta 1999, donde nos obsequiaron con un descerebrado film titulado «Detroit Rock City» (en español titulado patosamente «Cero en conducta») donde una panda de teenagers se las ven canutas para conseguir tickets para un concierto de KISS en Detroit. Ésta sí se estrenó en salas de cine, pero fue un fracaso bastante gordo y Gene Simmons no paró de preguntarse dónde demonios se habían metido sus fans. Obviamente a mí me encantó y fue una experiencia brutal presenciar la interpretación de KISS y su mega-clásico «Detroit Rock City» del final de la película en una sala de cine.
Ficha IMDB y material multimedia (no os perdáis los vídeos y la Photo Gallery!).