OBRA MAESTRA. No podía empezar la reseña sin estas palabras, estamos ante un nuevo grial. En nuestra amada web, y tras casi 100 análisis, podemos encontrar auténticos clásicos Ascor, pero la peli que nos ocupa está muy por encima de cualquier baremo, se trata de una de las pocas joyas que reinan en el olimpo del cine mugriento, junto a «Robot Holocaust», «Serpiente de mar» o «Ninja Kill». Precisamente podríamos decir que es la hermana de ésta última, ya que se trata de una producción de Filmark International Ltd. producida por el visionario Tomas Tang y dirigida por (al menos para mí) el mejor diretor Ascor de la historia: Godfrey Ho. Carcajadas aseguradas!
3 años he tardado en encontrar esta maldita película desde que leí un divertidísimo artículo sobre Tomas Tang en internet. Sí, ya sé que me la puedo bajar del eMule (de hecho lo hice) con el título original de «Robo Vampire», pero está en inglés, y no hay nada comparable con tener una flamante copia en mis manos en castellano con carátula y todo, gracias a un contacto del foro de cine oriental Orientdivx (gracias Pumuki Chole) y que se ha convertido directamente en patrimonio del Club. Ni que decir que la sesión de este engendro fue, tal como era de esperar, inolvidable. Dios que risas!
Como ya dije en la reseña de «Ninja Terminator», Tomas Tang (tropical o de limón?) es el miembro fundador, junto con el otro Dios Joseph Lai, de la productora Filmark Ltd., un equipo que tantos buenos momentos nos ha hecho pasar gracias a obras magnas del tipo «Cobra vs. Ninja», «Ninja Kill», «Ninja Hunter» y tantos otros simpáticos bodrios con la palabra ninja en el título. Por tanto estamos ante un film de esos de corta y pega, es decir, 2 pelis totalmente diferentes fusionadas en una. Una vez los dos genios se separaron emprendiendo sus respectivos caminos, nuestro amigo Tang se desentendió definitivamente del subgénero ninja combinando ciencia ficción, belicismo y vampirismo, dando como resultado la trilogía «Robovamp», que consta de «El diablo de la dinamita», «Contraespionaje en la selva» y la peli que nos ocupa.
Empezando por la carátula (pintada, por supuesto) ya olimos lo peor: el intento de engañarnos al aparecer el mismísimo Robocop reteniendo a un vampiro chino! Madre mía, solo con esto ya se nos saltaron las lágrimas. Y sí, una vez pusimos la cinta en el reproductor comprobamos que estábamos ante una de esas sesiones históricas que solo pasan muy de vez en cuando.
Es inútil describir el argumento, porque simplemente no hay, pero a grandes rasgos podemos deducir que un grupo de mafiosos intenta pasar droga oculta en ataúdes de vampiros (!), mientras la Interpol (vestida de militar, toma ya), intenta acabar contra la red de narcotraficantes creando un cyborg tipo Robocop (jajaja, en fin…). Por otro lado (y aquí entra la otra película) un grupo de milicianos comandado por el doble de Romario, tiene que rescatar a una mujer secuestrada por otro bando de chinorris. Vaya, ma me he liado. Y es que siempre pasa lo mismo, nunca sabes quienes son los buenos y quienes los malos, todos son iguales (claro que el montaje tampoco ayuda), y más si tenemos en cuenta que Bigotitos, un tío muy feo con gorro azul con pompón incluído, en principio es un maloso para luego, y sin excusa alguna, pasar al bando de los buenos.
La parte del Robocop es totalmente alucinógena, cualquier cosa que escriba se queda en nada ante semejante espectáculo visual. El traje es un chándal de espuma plateado, para nada da el pego de que sea de acero, la escopeta no tiene cargador, el casco, por supuesto, es de motocicleta y se ve claramente que lleva unas zapatillas deportivas pintadas de color plata. El momento de su construcción es totalemente delirante, y más si tenemos encuenta semejante diálogo:
– Soldado 1: «Ahora que Tom está muerto me gustaría usar su cuerpo para crear un androide como si fuera un robot (?). Necesito tu aprovación«.
– Soldado 2: «¿Estás seguro del éxito de la operación?«.
– Soldado 1: «Sí«.
– Soldado 2: «Ok, tienes mi aprobación«.
Por si fuera poco el inventor del cyborg es clavadísimo a Joanet Alzina de CENTRIC, un tipejo con barba con el que coincidimos cada día en nuetro bar habitual. Joder, si lo tuvimos que mirar dos veces para comprobar si en realidad era el propio Joanet! Y eso no es todo, porque en un momento dado los malosos le meten un bazocazo al cyborg que lo hacen volar en mil pedazos, pero cuando lo reconstruyen otra vez, Joanet dice la mejor frase de la peli: «Sólo ha sido un cortocircuito«. Ya os podéis imaginarnos a todos espatarrados por el suelo muriéndonos de la risa. Otro aspecto disparatado es que el robotino se mueve de manera muy rígida y lenta, como cualquier robot, vamos, pero cuando es atacado por los vampiros se mueve más ágil que el propio Bruce Lee, dando golpes y hasta llaves de karate (!). Dios, cómo adoro este personaje!
Por supuesto los zombies-vampiro chinos también tienen delito: tienen la cara de pizza como Freddy Kruger, se paralizan o se duermen si les pegas un papelito en la frente (?), saben Kung-fu como el que más y se desplazan dando ridículos saltidos con los brazos extendidos horizontalmente. Hay uno de tantos que tiene la cabeza de simio (jajaja), que por supuesto no es más que una careta de carnaval, y en un momento dado se quiere casar con una fantasma china que no es china. Que no, que no es china, en serio. Al principio pensamos que era otro descacharrante diálogo típico de Tang, pero no, en la parte final presenciamos la bochornosa escena de la boda entre estos dos engendros. Es tan alucinógeno que ni nos pudimos reir, simplemente nos quedamos con la boca abierta y cara de tonto.
Del otro medio-film podemos destacar la presencia de medio reparto de «Ninja Kill». Joder, no podíamos creérnoslo cuando apareció el mismísimo Romario, así como otros tipejos que no tenemos calificados, pero que idenficamos a la primera (y eso que estamos hablando de chinorris). Joder cuando vimos aparecer al Romario en pantalla, nos pusimos todos a corear su nombre haciando la ola: «Romaaaaaaaaario, Romaaaaaaaaaario…», jajaja, madre mía que risas. Esta parte de la película sí que no hay por donde cojerla, simplemente hay dos bandos de milicianos que se dan de tiros unos contra otros en medio de la selva de Kampuchea o algún sitio similar. Eso sí, tenemos a Bigotitos con el gorrito azul que, como ya he dicho antes, se pasa de un bando a otro sin excusa alguna.
Y bien, si a todo esto (que es sólo la punta del iceberg) le sumamos una dirección patosa, unas actuaciones patéticas y a la vez divertidísimas, la música de «La armadura de Dios» (como oyen), un montaje de un dislexico, un diseño conceptual (atención al aparatito del + y -) barriobajero y unos diálogos surrealistas en estado puro, no hay más que decir que estamos ante una joya de obligada visión. Por lo que más queráis en esta vida, tenéis que haceros con una copia pero ya!
Dedicado a El Cinéfalo Patán. RIP.
Ficha IMDB, análisis y fotos de NANARLAND y descacharrante vídeo del maniquí lanzado desde el tejado (muy fuerte, sólo para estómagos preparados):