Dicen por ahi que es una adaptación al cine de una buena novela, en cambio, yo prefiero pensar que aunque así sea, acabo en manos del productor al que le gustó mucho Alien, y del director al que le hubiese gustado rodar La Cosa. Y de esta desgraciada coincidencia nos llega esta soporífero espectáculo de 92 interminables minutos con gente correteando y gritando en las entrañas de un barco… y es que cuando durante una sesión ascor nos pasamos más tiempo hablando que prestando atención a la mierdícula… cosa mala…

En esta ocasión, los desafortunados huéspedes son un grupo de narcotraficantes de heroína, los cuales, haciendo muestra de su subnormalidad profunda, le han dado el palo a las tríadas (mala perspectiva de negocio). Con lo que su brillante plan consiste en escapar en un barco… a algún lado. A este evidente hecho que denota cierto retraso mental, se le une el hecho de que además SON CIEGOS, porque en el mismo muelle donde están cargando cosas al barco, hay un corpulento japonés con un traje negro a plena luz del sol… digo yo que si te persiguen las tríadas es algo en lo que uno debería fijarse. Pues nada que tienen una bomba en el barco y el japonés avisa de que están a bordo. Cuando están en alta mar, la bomba explota y van a dar a un barco científico donde se ha escapado un experimento de genética, una especie de aborto de tiburón blanco… al que no vamos a ver en toda la película, porque se dedica a poseer a la gente o crear duplicados de ellos o algo así. Los personajes son igual de olvidables que el resto de la peli, el drogadicto, el negro que muere siempre de primero, el poli superhéroe mazas, la rubia tonta, la morena tonta, y el animatronic deforme de látex que culmina la película.

«Tentacle raping» para todos los públicos

Cayendo ya en la redundancia: Aburrida, previsible, prescindible, olvidable, ¿he dicho ya aburrida?. Lo único por lo que merece la pena aguantar 88 minutos de película, es por los 2 en los que aparece un bicharraco ernome y deforme de látex que fácilmente podría haber servido de inspiración a los creadores de Resident Evil. Bob Keen, que así se llama el sinvergüenza que ha dirigido esta bazofia, debería haberse retirado a tiempo y quedar como un héroe tras perlas como Los Inmortales o Cristal Oscuro. A partir de ahora lo recordaré como el hijo de puta que me hizo morirme del asco durante hora y media.

SPOILER WARNING: NO VER SI VAIS A VER ESTA PORQUERÍA

IMDB – Metacritic – Filmaffinity