Auténtico duelo interpretativo entre los dos tipos de actores de esta película. Por un lado están los super sobreactuados, como por ejemplo el pobre Jeremy Irons (que se ve que pasa problemas para llegar a fin de mes y se debe de apuntar a lo que sea), y por otros los que no mueven ni un musculo de la cara sea cual sea la situación, diálogo o momento culminante de la película. Esto es…. Dungeons & Dragons
La cosa viene a ser mas o menos lo siguiente: el malvado mago Profion (Jeremias Hierros) desea arrebatarle el mando del imperio a una pija emperatriz, y para ello necesita controlar a los Dragones.
Jeremias, que debe de ser el responsable de la mitad del presupuesto de esto, basa su actuación en poner cara de obstrucción intestinal. Así que desde su guarida, que parece sacada del plató de un vídeo clip de Monica Naranjo, manda a su secuaz Damodar a que cumpla sus malvados planes.
El Damodar en cuestión merece película propia…
Con la expresividad facial de un muñeco de futbolín, se paseará toda la película andando lentamente y pasito a pasito, ya este luchando, entrando en una tasca o persiguiendo a alguien. Ademas, la caracterización del personaje es alucinante: armadura completa, capa, cabeza rapada y labios pintados de azul.
Contra el malvado mago, se ira creando una especie de compañía del anillo cutre, formada por el «guapo» (protagonista absoluto), el «ludópata del Bronx» (amigo del guapo, y al que solo le falta ir paseándose por ahí con un radiocasete al hombro y un medallón de oro con el símbolo del dolar), «Calculina» (una aprendiz de maga ripipí, que hasta lleva gafas??), «el tercer hermano Calatrava» (una especie de enano barbudo) y la «elfa de los bosques» (una muchacha de plástica armadura que dedicara la película a tratar de no expresar nada con la cara pase lo que pase, lo cual en sí es un merito).
Pues bien, la banda en cuestión pasará por muchas aventuras para desbaratar los planes del mago, como por ejemplo: peleas en tascas al estilo de los hooligans ingleses, pasar por las pruebas del libidinoso rey de los ladrones, que tras cogerle el culo a «calculina» hará que el «guapo» pase por un capitulo de Humor Amarillo (laberinto del chinotauro y media serie de Indiana Jones plagiada), ademas de luchar varias veces con el incompetente calvo de los labios pintados, el cual finalmente hará algo útil en toda la película y logrará secuestrar en un descuido a la «calculina».
De todas formas, el resto de la banda de los buenos no destaca precisamente por su competencia. El enano barbudo solo se dedica a decir paridas y a comer como una bestia, la elfa de los bosques va a su rollo personal, y el amigo del bueno se pasea en plan Wynona Rider por los mercados trincándose todo lo que pueda (llega a robar hasta un gato muerto!!??) Por suerte acaban encontrando el castillo donde tienen a «calculina» y lo asaltan sutilmente.
El guapo va en busca de «calculina» mientras el ludópata se cuela en el cuarto del calvo para saquearle al pobre hasta la ropa interior. Aquí la película empieza a irse de madre, con monstruos digitales flotando por ahí, y coreografías de lucha al estilo Power Rangers, destacando el momento en el que el calvo salta agilmente DOS ESCALONES durante un combate, sintiéndose Jackie Chan o algo así. La pelea llega a su momento álgido cuando el malvado calvo mata al amigo ludópata del bueno ante sus ojos, tirando a continuación el maniquí por lo alto de la muralla. El bueno sufre mucho la perdida y gana de paso un motivo para vengarse.
Y asi va llegando el final de esta película. Después de visitar el hogar de los elfos del bosque, el cual consiste en una especie de árbol de navidad gigante, la panda se dirige hacia la capital del imperio donde el mago malo esta luchando por el poder con la emperatriz pija y sus dragones. Es el momento de asombrarnos con los efectos especiales, algo mas currados de lo habitual para una autentica película de nivel Ascor (en vez de ordenadores spectrums debieron utilizar Pentiums II) pero cutres al fin y al cabo. Final trepidante con luchas contra el calvo sin alterarse nada y mucho megapixel por aquí y por allá. En definitiva, al mago malo se lo traga un dragón, al calvo le meten una puñalada trapera por la espalda y la emperatriz vuelve a gobernar el cotarro. Fin
