«Robotito juguetón busca amigos con los que jugar…»

Este anuncio que más bien podía estar en la sección de contactos de un periódico local, viene a ser un buen resumen del peliculón sobre robot asesino que vimos. Si cuando los nombres de los personajes son John Carpenter, Sam Raimi y Scott Ridley, ya ves que la película no se la han tomado en serio desde el principio, y que el final no va a ser bueno… 😎

En un futuro no muy lejano, una supercorporación supuestamente utiliza niños para sus experimentos que buscan un mundo mejor. Así empieza este truño, con la nueva presidenta comiendo mierda de las acusaciones y presión del populacho (vamos, lo que no pasa en este país). Bueno, digo presidenta por decir algo, porque con la nuez que se gasta quién sabe… Porque además tiene pesadillas recurrentes con un tunel de color rosa, vamos, que sueña con vaginas para más inri… La cuestión es que es una idealista que quiere acabar con los negocios sucios de la empresa y dejar de vender armas a ejércitos fascistas y demás…

Pero bueno, qué mejor que antes de nada meter el trailer para ambientar el comentario y veais de que va la película:

Sí…, huele a Aliens y a Soldado Universal que mete miedo, lo sé.

La cuestión es que la susodicha, como presidenta no pinta nada, porque si ya está toda la junta directiva en contra de ella, aun por encima nadie es capaz de plantarle cara al «genio» que hace posible el funcionamiento de la empresa, un simil de Jonathan Davis que vive en un sótano detrás de la sala de máquinas, que colecciona muñecos de los másters del universo, que es un psicópata y un degenerado, que busca la filosofía del orden en lápices rotos, que lleva pollos de goma escondidos dentro de la chupa, que ve porno y dibujos animados al mismo tiempo, y que para más inri no se cambia de ropa nunca… ni aunque hagan un flashback a años atrás. Tiene todo un historial violento y psicótico de impresión, de hecho, durante la película tenemos que tragarnos su perfil entero, leido por la desquiciante voz del ordenador de la presidenta. Ah, y además está empeñado en violar a la mari macho.

Paralelamente, un grupo de idealistas/ecologistas prepara su golpe a la empresa, para supuestamente «acceder al núcleo contenedor», y obtener «códigos de procesadores de memoría pléptica y 350 millones de conexiones de software». Su genial plan consiste en infiltrarse de noche en el rascacielos, esperar 6 HORAS escondidos a que pasen 2 personas en concreto y robarles sus tarjetas de acceso, pasar por unos pasillos con docenas de cámaras de seguridad, franquear numerosas puertas blindadas… gran plan. Obviamente su plan tiene sentido para ellos, porque cada uno se está fumando un porro más grande.

El problema es que durante el proceso, al loco se le cruzan los cables, y suelta a su más mortífera máquina de guerra, algo así como los «mousers» de las tortugas ninja, pero en versión mostrenco hidráulico y con brazos, pero vamos, que solamente muerde. Corre que se las mata, pero no lo vamos a ver haciendo tal cosa, es más, nos vamos a aburrir viendo su cámara en primera persona con iconitos y marcadores de vida con corazones y cosas así, corriendo a velocidad extrema por lo que parecen los pasillos del Wolfenstein. El resto ya nos lo conocemos, pasillos con tuberías, una escena en lo que parece una planta eléctrica… clichés del género. Pero bueno, que se termina la película y no sabemos para qué se utilizaban los bebés en la empresa, ni si había armas que vender a gobiernos fascistas, ni nada… El montón de chatarra y el loco toman por completo la película, tampoco se podía esperar mucho más…

Es quizás hasta aburrida, pero dato curioso, es el debut como director de Stephen Norrington, que más tarde nos deleitaría con Blade y la ya comentada aquí «La Liga de los Hombre Extraordinarios«.

IMDB – Metacritic – Filmaffinity

Y una de las escenas cumbre: