Si pudieramos definir a día de hoy el panorama de la actualidad rosa en nuestras televisiones valdrían dos palabras: terrorismo catódico.

Antena3, reconvertida en fiel seguidora de las hazañas de Telahínco, convierte este concepto y lanza (desde hace unas semanas) un nuevo subproducto al estilo de A tu lado, pero sin triunfitos ni grandes hermanos, que responde al nombre de «En Antena», presentado por el ínclito Jaime Cantizano, el nuevo risitas del panorama televisivo patrio.

Todo el programa gira en torno a un invento más viejo que las uvas pasas, el polígrafo o la máquina de la verdad, que popularizó Julián Lago años ha, en un memorable programa que hizo furor a primeros de los 90 (si, el lustro de las mamachichos y el comienzo de la telebasura como leit motiv de las televisiones privadas españolas). Es decir, la novedad que presenta este subproducto rosa es, basicamente, que el famosete (JA) de turno se dedique a responder a unas preguntas realizadas en aras de intentar pillarle en un renuncio, y que después el señorito Cantizano revela si estas son verdaderas o si el fulano en cuestión ha mentido. Es decir, originalidad al cuadrado.

Analicemos uno a uno los ingredientes de En Antena:

El presentador. Está visto que una cara bonita vende más que un buen periodista. Cantizano, curtido en los programas rosas de Antena3, es el claro ejemplo de tio-bueno que a veces rie para caer bien. Ni sabe llevar un programa ni lo pretende, solo busca que las viejas mojen las bragas al ver a un cachondo.

Los contertulios. Mariñas, Calabuig, una gorda… o sea, los de siempre. Su única función es masturbarse mutuamente para que el mundo sepa que ellos son los que más saben de la actualidad rosa. Realizan preguntas a mayor gloria de cada uno, ni les interesa que la gente sepa de lo que hablan, ellos crean opinión y ellos, demagogicamente se la devuelven al público palurdo que los escucha.

Los invitados. Aquí deberíamos hacer una subdivisión:

1)Los freaks: Richie Bastante (un travelo que dice que ha sacado un disco y se cree la nueva Alaska), Pipi Estrada y su novia actriz porno farlopera.. estos personajillos no dejan de ser unos pobres infelices que necesitan dinero y publicidad, necesitan salir en la tele como el yonko necesita caballo, realmente dan pena, aunque lo penoso resulte que la gente se ría de ellos.

2)Los famosos: Concepto más que discutible, ¿famosos debidos a qué?. Hijos de, concursantes de «tele-realidad»… Basura.

3)El público: En este punto permítanme una breve disertación. Todos sabemos que la gente que acude a los programas de televisión como público no pueden expresar nada sin que se lo diga una persona que se llama «regidor», que es la realmente dice a la gente lo que tiene que hacer en cada momento. El público suele estar compuesto por jubilados, asociaciones vecinales, jóvenes que no tienen nada mejor que hacer y cosas así, esto es, peña fácilmente manejable, zombies que sólo sonreiran y aplaudirán si se lo dice el regidor de turno. Esto es, lo que quiere que seamos la televisión y sus directivos: meros consumidores alineados. El público de En Antena no es ninguna excepción. Son meros comparsas.. sus abucheos, aplausos, risas, no dejan de ser más que la constatación de que hoy en día no se puede tener una opinión que no sea prefijada. A veces me dan ganas de suicidarme al ver que mis congéneres no dejan de ser monos, sin conciencia ni voluntad. Pero bueno, tengamos en cuenta que si vas a En Antena sabes a lo que te expones (aunque lo triste sea acudir a ese tipo de programas).

En definitiva, el panorama televisivo de nuestro país es el que ha convertido la televisión en lo que es. Una basura. El público catódico sólo puede aplaudir y reirse. Pan y Circo señores.. Esto siempre ha existido.