Aunque va disfrazado, ahi lo tenemos, al inefable Charlie Sheen, gallego de ascendencia… Antes de «Wall Street» y de «Hot Shots«. Como podreis imaginar por la carátula, se trata de una copia absurda y barata del Coche Fantástico para darle más descaro si cabe. Menos mal que la banda sonora era disfrutable… Porque el resto del resultado de la película, madre del amor hermoso, valiente tostón de mierda. («Leer más» para continuar leyendo)
En un pequeño pueblo de los Estados Unidos, un grupo de malotes hace lo que les da la real gana sin que el sheriff local pueda hacerles nada (básicamente porque no quiere). Y bueno, más que un grupo de malotes parece el resultado de mezclar el proyecto hombre con un centro de día para gente especial, liderados por un chulo putero que no le impone respeto ni a unos niños de guardería. Además de putero, ha hecho a una de las chavalas del pueblo su novia por la fuerza, y para amenazarla hace subnormalidades tales como cortarse la palma de la mano con su navaja, ahi todo malote en plan «¡TEN CUIDADO, QUE ESTOY MUY LOCO!». Esta chavala era la novia de Charlie, antes de que lo matasen de forma completamente gratuita y con coitus interruptus incluido.

Ten cuidado conmigo, ¡Que estoy muy loco! ¡Que me corto como los emos!
Y un buen día, porque sí y sin ningun tipo de explicación por absurda que pudiese ser, aparece Charlie en su burra de motocross, y haciendo gala del mismo encanto del que hace gala en Dos Hombres y Medio, se engatusa de nuevo a la que fue su novia en la anterior vida. Cabe destacar, que si en la teleserie que todos conocemos lo hacía de puta madre (más que nada porque apenas actuaba, simplemente hacía de sí mismo), aquí es tan expresivo como un catálogo de muebles, ni siquiera en la escena de las tetillas se suelta un poquillo… no si al final va a resultar que las drogas le hicieron bien, en lo que a su profesión se refiere, claro. Pero bueno, ya desbarré bastante sobre las drogas y sobre Edward Furlong en mi artículo sobre Arachnoquake, así que esta vez me voy a ceñir a lo que es el filme en sí.
El centro neurálgico del pueblo es una hamburguesería drive-in, allí se juntan todos: sheriff, delincuentes, chonis, charlie… Vamos, que se conoce todo el mundo, y es imposible que nadie sepa lo que hacen los malotes en sus ratos libres. Además, el cocinero es el ex-hermano de Charlie, aquí todo queda en familia, como en todo buen pueblo de interior. Las demás localizaciones son el río, las carreteras (más sobre ellas en un momento), y el garage donde viven los malos.

Charlie, en su salsa haciendo una de las 2 cosas que mejor se le dan
El modus operandi del aparecido es de lo más inesperado, desafía a los malotes a una carrera, gozamos de unas escenas de carrera de estas en las que aceleran el metraje para que parezca que vayan a toda ostia, adelantan al mismo coche granate en TODAS las carreras (sí, son tan rancios repitiendo metraje que hasta repiten eso), y cuando a Charlie le parece, se cruza en medio de la pista y el malo se estrella contra el, luego las piezas del coche de Charlie se desvanecen. Para más inri, parece que al sheriff le interesa más el caso del vengador antes que detener a los malos por lo todo lo que llevan hecho… ¡genial! A base de estrellar su coche contra cosas (incluido el garage de los malotehs), se cargará a todos y cada uno de los que le mataron… y algún daño colateral seguro.
Lo grandioso del tema, es que cuando ha terminado la faena, va a junto de su ex-hermano y le da las llaves del coche fantástico… ¡Pero qué puto crack eres, Charlie! Asi lo incriminan a él y no a ti, eres un puto crack joder.
Por lo demás, una película que pasa sin pena ni gloria, se salva por el tema anecdótico de la temática y Charlie, y por la banda sonora (Billy Idol entre otros). No obstante, da para una buena sesión Ascor