Black Roses - Poster

¡Más hair rock y más demonios! Y más mierdosa todavía si cabe que su antecesora. Cuando empecé a ver esta mierdícula y vi aquello de «Directed by John Fasano«, pensé «Ese nombre me suena… mucho». Joder si me sonaba, es el crack que nos deleitó con «Al Filo del Infierno«, bueno… no con la película en sí, sino con el apoteósico final de esta . Se ve que a este hombre le moló el rollito y decidio rodar una secuela espiritual al año siguiente. ¿El resultado? Pues aunque es imposible llegar a los niveles del enfrentamiento con satanás de la anterior película, tiene una escena que le anda cerca…

Los Black Roses son el grupo de moda que lo está partiendo entre la juventud, un grupo de glam rock no demasiado hortera, que por alguna extraña razón han decidido iniciar su gira mundial empezando en un pequeña villa de los Estados Unidos. El presupuesto de la película se lo fundieron en la escena inicial, donde los Black Roses hacen su entrada victoriosa en el pueblo en sus flamantes Lamborghinis, se bajan de ellos postureando y haciendo su pose triunfal, e ipso facto se ponen a pegar los carteles del concierto ellos mismos… son tan cutres que ni siquiera tienen a un pipa que se encargue de esas cosas. Pero no importa, los chavales del instituto están que no cagan. (apropiadamente caracterizados por «actores» que a sus 30 años todavía no se han dado cuenta de que la interpretación NO es su vocación)

En cambio, los padres y autoridades del pueblo están en pie de guerra: «El rock es el mal y viene a corromper a la juventud, blalbalblalba»… Típica coletilla ochentera, esa década que recordamos porque los malos de las películas iban vestidos como rockeros el 95% de las ocasiones. El protagonista de la película, un profesor de filosofía de bigotón a lo Tom Selleck, ejerce de nexo conciliador permitiendo que el concierto se lleve a cabo. Curioso es el hecho de que al ser el héroe de la película, siempre que entra en escena suena una musiquilla inquietante, como si fuese a salvar el mundo o algo así, llevando a situaciones ridículas como: llega a su casa *musiquilla de salvar el mundo*, lee unos libros sobre demonios *musiquilla de salvar el mundo*, se prepara un café *musiquilla de salvar el mundo*… Y la verdad, lo único que hace en toda la película es ir de aquí para allá sin más, bueno, y rechazar a una estudiante que se le echa a la yugular en tetas.

Hay que ver como se ponen algunas cuando las rechazas...

Hay que ver como se ponen algunas cuando las rechazas…

Y empieza el concierto, los Black Roses tocan una balada (¿empezar un concierto con una balada? What the fuck?!), y los padres se piran. Entonces es cuando empieza el show, suenan las canciones más duras, algunos jóvenes se convierten en esqueletos (WTF?), pero eso no hace que el resto salgan corriendo despavoridos. Y es con el rock como los Black Roses van corrompiendo a los chavales poco a poco, y digo poco a poco porque van a dar varios conciertos a razón de uno por día… y todo ello usando los mismos trajes de vinilo todos los días, eso tiene que oler a choto que quita el sentido. Y entendamos por «corromper» al hecho de que los jóvenes empiecen a comportarse como tales, además de que se les vaya cardando el pelo poco a poco y vaya apareciendo más cuero y más tachuelas en su indumentaria diaria. En las fases finales del proceso ya empieza a desmadrarse la cosa y empiezan a matar a gente por que sí en unas escenas bastante lamentables… Tirando al psicólogo del instituto por la ventana, violando al padre de su mejor amiga, atropellando a su madre, pero hay una que sobresale sobre todas…

En esta ocasión, la escena cumbre está protagonizada por ni más ni menos que Vincent Pastore, al que tal vez recordaremos mejor por su papel como ‘Pussy’ en Los Soprano… y vista la reducida cuota que ocupa en pantalla, aquí se les debió de ir la otra mitad del presupuesto. Le dice a su hijo que quite la mierda música, y que llevar pendiente es de maricas. Pero el disco no deja de reproducirse, e invoca a un demonio que… bueno, es que hay que verlo para creerlo… ÉPICO:

Habiendo visto esta escena, ya lo hemos visto todo en la película, ahora solamente queda aguantar hasta el final, con el bigotes yendo de casa en casa viendo como ya no queda nadie vivo en la ciudad, al son de la musiquilla de salvar el mundo de los cojones. Tiene un encontronazo con la estudiante que le tira los tejos, y ante la negativa de un poco sexo gratuito, ella se transforma en un demonio cabezón con unos piños prominentes. Al anormal del bigotes no se le ocurre otra cosa que golpearla con una raqueta de tenis, pero no con el canto, sino con la redecilla… ¡Al igual le haces daño atontao! ¡Una carrera y una oposición y no te da ni para eso! Luego llena unas latas de gasolina y se pone a rociar el escenario con combustible en medio el enésimo concierto consecutivo, Damian (el cantante), se transforma en un nuevo demonio, arde, y fin. Curioso como después de la catástrofe, reaparecen estudiantes que supuestamente ya habían muerto.

Sinceramente, este filme no me parece ni mejor ni peor que «Al Filo del Infierno«, aunque tenga peor nota en todos lados que la anterior… Júntense con sus amigos, y hagan por disfrutarla, que es fácil. Afortunadamente, tras esta cinta y otra a mayores, a John Fasano nunca más le dejaron rodar nada para la gran pantalla. Disfruten con un trailer de esos que enseñan la película entera:

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