La basura rosa televisiva, auténtica devoradora de personalidades en este país de neandertales absortos por una pantalla de «x» pulgadas, ha encontrado por fin a una martir, a una heroína con la que reproducirse ad nauseam hasta el infinito.
Los innumerables corros patateros de cotorras comenzarán su desfile plañidero pagado y bien pagado. Fuera de analizar algo (el personaje en cuestión), que no es objeto de esta web, lo claro y contundente es que la «caja tonta» se llenará de comentarios de papanatas y de personajillos que intentan darse ínfulas de conocimiento en su mar de mediocridad. Subproductos como «salsa rosa», «mirando al mar» o similares se lucrarán con altos índices de audiencia que harán perpetuar la figura de la tertulia «rosa» hasta límites intolerables por una mente humana convencional.
¿Hasta que punto hemos llegado en que se retransmite casi en riguroso directo la muerte de un ser humano y se analiza su controvertida figura? ¿Hasta que punto hemos llegado en que se utilizan los sentimientos ajenos de tal manera que sólo importa una pequeña subida en el porcentaje de share? ¿Acaso estamos en el canto del cisne de la civilización occidental? ¿O es que me he equivocado de era planetaria y vivo en la edad de los primates?.
Basura, basura y más telebasura. Dan ganas de apagar la tele y pegarse un tiro, o rogar como Mr. Morrisey… «come, come a nuclear bomb»…