Hubo un tiempo, y no demasiado lejano, en el que Nicolas Cage era toda una promesa en el mundo del cine, ganando el tio hasta un Oscar por «Leaving Las Vegas». Pero claro, teniendo en cuenta que hasta al señor Cuba Gooding Jr. le han dado un Oscar….. pues eso, que se estan cargando este premio poco a poco. Si siguen asi, dentro de 20 años regalarán los Oscars en las bolsas de Matutano.
Pero el problema esta en que nuestro amigo «Nico Jaula» intercala las películas que son mas o menos pasables (no se pierdan la magnífica «el Señor de la Guerra«) con fumadas intragables que parecen hechas para llegar a fin de mes, como la joya que ahora nos ocupa.
Como todos ustedes saben, se han abierto las puertas a todas las adaptaciones de comic posibles, sin importar la calidad del producto final…. y asi les estan saliendo las películas que les estan saliendo. No hay que irse muy lejos para encontrar superheroes del comic del calibre de Supersonic Man, Inframan, Silver Hawk, Nick Fury o La liga de los hombres extraordinarios.
Pues nada, ahora le ha tocado el turno al «Motorista Fantasma«.
Hasta ahora, cuando alguien pensaba en el «El Motorista Fantasma«, se imaginaba a un chaval de 16 años haciendo el caballito en una vespino de escape libre, rodeado por una nube azul de aceite quemado…. en cambio ahora tenemos que pensar en Nicolas Cage a 180 por hora cruzando en llamas el centro de la ciudad.
La historia viene a ser la siguiente: Mefistófeles, un demonio que se debe de aburrir una barbaridad, utiliza pringadillos diabólicos para que «recolecten las almas» y hagan de «seguratas» del infierno en su lugar, ya que él debe de estar muy ocupado en aquello a lo que se dedique Mefistófeles (recuerden, en realidad el demonio es promotor inmobiliario en Marbella).
En esta ocasión, el malvado Mefistófeles le ha dado coba a un prenda (con la cara de Nicolas Cage) llamado «Johnny Blaze», que se dedica a hacer numeritos de circo en moto con su padre.
Bien, Mefistófeles le promete al pavo de Johnny Blaze que va a curar a su padre de la enfermedad terminal que tiene si firma un contratito de nada por valor de su alma (lo dicho, igualito que las inmobiliarias). Johnny es por entonces un adolescente escéptico de categoria que ni siquiera ve el programa de Iker Jimenez, y dice que vale y «pa alante». Mefistófeles, que es un cachondo de cuidado, cura al padre para que al dia siguiente se de una galleta con la moto durante una de sus actuaciones, quedandose seco en el acto. El bobo de Johnny se queda sin su padre y sin su alma, mientras Mefistófeles le advierte que ya hablarán luego.
Pasan los años y Johnny triunfa en el mundo del espectáculo de riesgo, saltando camiones y hasta helicópteros con su moto como todo un campeón, y eso que en algunos de sus numeritos se pega unos hostiazos con la moto de campeonato, que parece que no lo va a contar….. pero Johnny es un tio duro.
La vida parece sonreirle: triunfa en el espectáculo, gana mucha pasta y de repente aparece la novia masoquista de su adolescencia, a la que dejó tirada vilmente entonces, con ganas de marcha. Pero todo no puede ser bueno, pues reaparece el capullín de Mefistófeles de nuevo para fastidiarlo todo, haciendo que Nicolas Cage por la noche salga ardiendo como un «ninot» de las fallas valencianas para aterrorizar a las almas en pena (y de paso a toda la gente con la que se cruce por el peaje de la autopista).
Mefistófeles, que tiene problemas domésticos con el cafre de su hijo, necesita los servicios del motorista fantasma para que le libre del niño y de sus amigotes. Pero Johnny Blaze resulta ser un rebelde de cuidado que trata de hacerle la puñeta a Mefistófeles, a su hijo y hasta al repartidor de butano.
Y claro, las actuaciones y el guión son tan convincentes que lo único realista en la película es que un esqueleto vaya ardiendo por la calle paseando en moto. Cuando Johnny se transforma en el motorista fantasma, va por la ciudad partiendolo todo con sutileza y discreción, mientras deja un camino de fuego en el suelo como el coche de «Regreso al Futuro«, sin tratar de disimular lo mas mínimo, cuando se supone que un engendro de estos debe de mantenerse oculto. Pues nada, un poco mas y el tio se presenta a un casting de factor X.
Y que decir del papel de la novia de Johnny….. pues que las asociaciones feministas deberian buscarla para colgarla de un árbol. La chica, escotada a mas no poder, se deja besuquear por Johnny a pesar de haber sido despreciada en el pasado, en una ridícula escena en la que Nicolas Cage corta la autopista con su moto para conseguir una cita con la susodicha. Despues de un paranoico diálogo de besugos, el tio la besa apasionadamente mientras el director intercala un plano de una vaca mugiendo???. Vamos, que ni Orson Welles mejora esto.
Los demonios funden bombillas cuando van por la calle, mientras suenan rugiditos y alaridos de fondo, y el hijo de «Mefistófeles» basa la caracterización de su personaje en estar pálido y tener ojeras negras….. que ya hay que ser original. Un poco mas, y el director los viste con pijamas rojos, cuernos y un tridente. Mientras tanto, Nicolas Cage pasa alternativamente de sobreactuar como un simio, a parecer que se ha tomado un «Cornetto» de Loctite, manteniendo la cara inmovil como una roca pase lo que pase.
Pero lo mejor es que al motorista fantasma le da por resolver crímenes como si fuera Robocop mientras va partiendo escaparates con la moto.
Y que gran final!!!!, con el Nicolas Cage diciendo chorradas como que: «el motorista fantasma es el único que puede vagar por los dos mundos», y ardiendo sin venir a cuento con llamas de color azul como si se hubiese pasado al gas ciudad.
Y eso es todo…… Hay que tener en cuenta que el comic original no era muy malo (yo tenia uno, jeje), pues intentaba dar un tono mas siniestro a un mundillo repleto de superheroes «danone» que se vestian con mallas de colores, por eso es muy triste lo que han perpetrado estos señores.
Y respecto a Nicolas Cage…… mas vale que empiece a espabilarse, pues cada vez que interpreta uno de estos papeles, uno no puede quitarse su careto de encima. Y claro, en vez de estar uno viendo en pantalla a «Johnny Blaze», esta viendo a Nicolas Cage en moto. Me recuerda a la secuela de «el hombre sin sombra«, cuando la cientifica esta explicando que el voluntario que se ha presentado para el experimento es un experto soldado veterano de Afganistan y la Guerra del golfo, y cuando abren la puerta te encuentras a Christian Slater sentado en una silla…… y claro, ese señor no tiene ni pinta de haber hecho la mili.
Humildad y paciencia……..