El mayor truño industrial visto por el momento. Dragonball Evo nos muestra todo aquello que podemos hacer si nos sobran tropecientos millones de dolares, y tenemos un zurullo mental de tal calibre, que necesitamos inmortalizarlo en una cinta que tendrá más valor virgen, que grabada.
Desde el maestro, hasta la cara de Piccoro, me hacen recordar a la madre del director enculada. Sus entrenamientos, su forma de actuar, y un guión digno de Forrest Gump borracho y con las manos atadas, me incita a ciscarme en el inventor de esta eminente y única basura.
Decididamente, lo único que falta, es ponerle tetas a Songoku y un gayumbo rosa a Piccoro, y el Kame-Hame, que resulta ser un nivel chungo de los poderes universales de no se qué del viento… podría ser disparado con una catapulta…
En fin… disfrutarla…