¿En qué pensaban los guionistas de los 80-90 al traer monstruos de épocas pasadas al presente? Me fascina el hecho de que en esos años, cualquier criatura conocida o por inventar fuese capaz de entender todos los extraños objetos que les rodeaban en un mundo completamente desconocido.
Así tenemos al Rumpelstiltskin este, que a pesar de ser un troll medieval, bajito, chepudo y feo de cojones… puede conducir una moto, un trailer como una casa o ya cosas más mundanas, como abrir un armario… Ah, claro, y le gustan las gafas de sol y las motos, que además le quedan como un guante.
Pues sí, el troll este es algo chungo… concede un deseo y luego pide como pago a tu hijo… Y nunca se dice para qué quiere al niño, un poco sórdido el tema este… tal vez sea el primer monstruo pederasta de la historia. Así pues, la criatura esta se lleva a los niños, a no ser que adivines su nombre, de ahí lo de que su nombre hasta sea difícil de pronunciar bien. En la edad media lo consiguieron, y lo conviertieron en una estatuilla de piedra que acaba en el fondo del mar. Pero como pasa siempre en estas pelis, el objeto maldito termina en la tienda chunga del callejón oscuro del barrio.
Por otro lado, tenemos a la prota, que a pesar de estar a mediados de los 90, parece que es una fashion victim de los 80, como todos los de esta peli… hasta la banda sonora es ochentera. A la señora se le muere el marido-policía en el típico asalto a la tienda de la gasolinera, mientras el compañero se debe de estar zampando donuts en el coche patrulla, porque hasta el moribundo agente remata al malo desde el suelo a tiros.
Casualidades de la vida, la tipa acaba deseando ver a su marido de nuevo, justo con la estatuilla del troll en mano y derramando una lágrima sobre ella, que también coincidentemente es lo necesario para activarla. Y aparece su marido… pero la mujer no se cuestiona nada, simplemente procede a fornicar con él. Cuando va a verlo a la ducha, allí esta el troll de los cojones… no es tonto ni nada, se tira a chica y ahora le pide al bebé por «las molestias». Entonces comienza el caos, destrozan toda la casa, y el troll es inmune a cualquier ataque (también al fuego, lo siento eruditos de D&D).
El resto de la película es una persecución continua, a diferencia del resto de películas 80s y 90s, que tenías que tragar como 1 hora de película hasta que comenzaba la chicha. Y a la policía se la suda que haya un enano maníaco persiguiendo a la prota, son unos grandes. Hasta se puede hacer entretenido buscar todos los «spoofs» de películas míticas, tenemos una matanza en la comisaría al estilo Terminator 1, y una superpersecución a manos de un trailer también al estilo Terminator 2.
Y al final, resulta que el troll es vulnerable a la paja, manda cojones, le plantan fuego a la paja y se acaba la peli… gracias a dios que la peli va aderezada con dosis de humor involuntario, por el insólito hecho de que el bebé es el mejor actor de la película, los caretos que pone son suficientes para demostrar una vez más lo jodidamente inexpresivas que son «grandes estrellas (y estrellados)» como Steven Seagal (1, 2, 3… responda otra vez). Os dejo con un par de perlas en vídeo recortadas de la película.